¿Por qué necesitamos dormir con una manta incluso cuando hace calor?
Les habrá sucedido también a ustedes en las noches más calurosas de la estación de verano sudar pero al mismo tiempo no sentirse exactamente cómodos durmiendo en la cama sin una manta o una sábana liviana: ¿por qué a pesar del calor necesitamos de manera instintiva sentirnos cubiertos durante la noche incluso cuando no lo necesitamos debido a las temperaturas externas? En realidad a esta necesidad que parece más común de lo que puedan pensar hay una explicación perfectamente científica...
via CTV News
La primera explicación es puramente fisiológica; nosotros los seres humanos somos seres vivos con una temperatura interna "caliente" y lo que nuestro organismo hace todos los días del año es regular la diferencia entre la temperatura interna y la temperatura externa: muy trivialmente, si hace frío afuera, tendemos a taparnos, si afuera hace calor, nos destapamos. Sin embargo, independientemente de la temperatura externa, la fase del sueño es diferente: en este momento tan importante para nuestro organismo, tendemos a "perder el control" y entonces necesitamos elementos externos que nos ayuden a nivelar y a mantener la temperatura interna de la que naturalmente necesitamos: aquí es donde entran en juego las mantas.
Pero hay también factores psicológicos que se activan una vez que nos vamos a dormir, ya sea que haga frío o calor afuera. Por ejemplo, desde niños hemos estado siempre acostumbrados a dormir con al menos una capa sobre nuestro cuerpo, entonces esta acción con el tiempo se ha convertido en rutinaria y mecánica; una rutina que con la manta sobre nuestro cuerpo nos indica que después de todo "ha llegado la hora de dormir".
La manta o la sábana son también factores externos que liberan serotonina, una hormona extremadamente importante para la regulación del humor; generalmente cuando esta sustancia se libera de nuestro cuerpo, el nivel del buen humor y de la felicidad se eleva y quizás también es por este motivo que preferimos dormir con una manta a mano incluso cuando hace demasiado calor: cuando estamos ansiosos o estresados nos cuesta a todos un poco más poder dormirnos, entonces la función casi "protectora" de la sábana ayuda a alejar esta sensación psicológica y nos hace sentir más relajados.
Finalmente, siempre hablando de protección, la función de la manta es también la que nos ha acompañado desde cuándo éramos solamente niños y le teníamos un miedo ancestral a la oscuridad; contra este "monstruo invisible" la manta de noche era la única y más efectiva protección y escudo contra este terror tan profundo; los años pasan, de la infancia pasamos demasiado rápido a la edad adulta, pero ciertas costumbres están tan radicadas en nostros que no podemos hacer menos que respetarlas cada noche. Con el calor o con el frío.