Enfermera organiza una pelea ficticia con pistolas de juguetes para hacer sonreír a un niño enfermo

por Patricia Zorzenon

25 Julio 2021

Enfermera organiza una pelea ficticia con pistolas de juguetes para hacer sonreír a un niño enfermo
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Hay personas que pueden ser definidas como ángeles que bajaron a la Tierra. Son aquellas personas que endulzan al mundo y que logran mejorar la vida de los demás, sobre todo cuando los momentos difíciles se imponen y el mundo parece una trampa gigante, un laberinto del cual resulta extremadamente difícil de salir.

Momentos difíciles pasaron por Levi Krystosek, un niño de 11 años que nación con una patología rara diagnosticada mucho más tarde de su nacimiento, que hasta el momento solo se han documentado 30 casos a nivel mundial: la condrodisplasia metafisaria de tipo Jansen.  Sus síntomas mandaron a los médicos a una confusión total, que durante los primeros meses de vida del niño no pudieron encontrar una respuesta que pudiera explicar sus condiciones.

via Instagram / Little Levi

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Cuando los médicos lograron nombrar su enfermedad (aproximadamente un año más tarde de su nacimiento), no le dieron muchas esperanzas a los padres, quienes mientras tanto lo cuidaron lo más posible, alimentándolo cada dos horas para ayudarlo a aumentar su fuerza. Sin embargo, extraordinariamente, el lado luchador del pequeño Levi se impuso de inmediato y se apoderó de él, haciéndolo sobrevivir y derrotando a cualquier expectativa.

Las condiciones de Levi son extremadamente delicadas. La condrodisplasia metafisaria de tipo Jansen es una forma de enanismo, así como una enfermedad degenerativa muy rara que afecta a los huesos. Los enfermos que sufren esta patología son reconocibles desde su nacimiento, porque los recién nacidos en cuestión, además de tener brazos y piernas muy cortas y una baja estatura, pueden también presentar anomalías faciales y otras malformaciones esqueléticas. Además, durante la infancia, las articulaciones de los niños afectados comienzan a mostrar rigidez e hinchazón progresivo, la marcha se balancea y la posición es agachada. Por su baja estatura, el niño de 11 años es definido como "Pequeño Levi".

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A pesar de que el dolor es uno de los síntomas de la enfermedad, Levi puede vivir una vida serena y tranquila, muy rara vez se lamenta de su dolor porque la mayoría de las veces logra tolerarlo.

El coraje de Levi es extraordinario, pero a pesar de que afronta su enfermedad con dignidad, no puede hacer las normales actividades que para los demás niños son sencillas, como jugar con otros niños, hacer deporte o simplemente saltar, porque para él puede ser muy peligroso. Como consecuencia, dadas sus condiciones, el pequeño Levi está obligado a frecuentar constantemente los hospitales.

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Para trabajar en los hospitales, la mayoría de las veces, no es suficiente con saber hacer bien el propio trabajo, porque es importante saber cultivar también un fuerte sentido de empatía con los pacientes. Ser dotados de un lado humano compasivo para consolar a quienes están enfrentando una batalla muy dura se convierte en un requisito fundamental. Un hermoso ejemplo es el de la enfermera Rachel de A.l. duPont Hospital for Children, en Wilmington, Delaware (hospital en el que el pequeño Levi estaba afrontando una de sus sesiones de rehabilitación). Nunca es fácil ver a un niño luchar por su propia vida en una cama de hospital y Rachel sabía muy bien cuánto había sido muy difícil la vida para Levi.

Conmovida por su historia, la joven enfermera decidió hacer algo para arrancarle una sonrisa, alegrando su día y endulzando ese clima un poco pesado que se suele respirar en una habitación de hospital. Rachel decidió entonces regalarle una pistola Nerf (una pistola de juguete) y comenzar una divertida batalla entre los dos. La reacción de Levi ha sido tan divertida que hizo sonreír a cualquiera que mire el video hecho por su madre, que ha inmortalizado ese momento para recordarlo para siempre.

Esta historia es una hermosa demostración que no se necesitan grandes hazañas para hacer a alguien feliz. A veces, un simple gesto es suficiente para mejorarle la vida a alguien, ya sea grande o pequeño.

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