Repartidor modifica su bicicleta para llevar siempre consigo al perro que salvó de la calle
Que no haríamos por nuestros amigos de cuatro patas. Su sola presencia es capaz de cambiarnos el día siempre para mejor y en cualquier caso; nuestros ángeles con pelos y cola a veces son mejores que un ser humano por el amor y cariño que pueden procurarnos y regalarnos. Y cuando nuestra mirada se encuentra con ellos por primera vez, sabemos que será el comienzo de una gran historia de amor. Como la que le sucedió a este joven repartidor que ama viajar por el mundo y que encontró al compañero perfecto para sus viajes aventureros.
via RT
Él se llama Alejandro Rochi Páez, es un repartidor argentino que siempre tuvo una gran pasión: los viajes y la aventura, por este motivo apenas puede sube a su bicicleta y con una mochila en sus espaldas y una bolsa de dormir parte para descubrir lugares nuevos e inexplorados. Su pasión lo llevó a conocer lugares como Chile, Colombia, Ecuador y Brasil. ¿Qué le faltaba a Alejandro? Solo la compañía adecuada...
Mientras paseaba por las calles de São Luís do Maranhão en Brasil, el joven vio que al costado de la calle habían sido abandonados tres cachorros dentro de una caja de cartón; estos cachorros estaban muy desaliñados y necesitaban urgentemente cuidados inmediatos; afortunadamente, un vecino del lugar, apenas descubrió la situación, inmediatamente se hizo cargo de dos de los tres cachorros, mientras que el destino del tercero aún era incierto...
Pero Alejandro sabía en su corazón que no podía dejarlo allí, ¡entonces decidió adoptarlo y convertirlo en su compañero de viaje y de aventuras preferido!
No solamente este repartidor argentino adoptó al perro, llamado luego Fredy, sino que después de algunas semanas de cuidados veterinarios y después de haberse recuperado perfectamente, sacó a dar un paseo al cachorro de tan solo dos meses adaptando a su amada y fiel bicicleta a las nuevas exigencias de su compañero de viaje inesperado: utilizó un cesto de la basura, lo arregló con un pequeño toldo para proteger al perro del sol, de la lluvia o de la intemperie y lo sujetó a su bicicleta: ¡ahora sí que Alejandro no se sentiría más solo mientras viajaba por todo Sudamérica!
El tiempo pasó, Alejandro regresó a Argentina y Fredy creció, pero los dos aún son prácticamente inseparables; ahora que el repartidor trabaja nuevamente a todo ritmo, quien le hace compañía en las entregas es el tierno perro adoptado por este joven tan generoso y sensible: ¡pero siempre montado en el cesto sujetado a la fiel bicicleta de Alejandro, obviamente!
¿No son una pareja tierna?