Madre se reúne con la hija luego de 14 años de su secuestro: pensaba que no la vería nunca más
Piensen que trauma enorme puede vivir un padre en el momento en que el hijo desaparece de manera imprevista; y no, no estamos únicamente hablando del hecho que pueda pasar a mejor vida en edad prematura, sino que pueda ser secuestrado o pueda escapar de casa sin preaviso, de un momento al otro. Todos nosotros al menos una vez en nuestra vida hemos leído o escuchado historia de niños secuestrados o desaparecidos misteriosamente que después de décadas todavía no han encontrado paz entre los brazos de los propios padres. Pero esto que queremos contarles hoy es una historia que comienza de modo similar pero con un final más feliz, por suerte...
via BBC
Esta es la historia de Angélica Vences-Salgado, una mamá que ha vivido una de las experiencias más traumáticas que un padre pueda jamás sufrir: el 22 de diciembre del 2007, su hija Jacqueline ha sido secuestrada del padre Pablo Hernandez, sin dejar ningún rastro; después de años y años de búsqueda, también los mismos agentes de la policía y el equipo que se ocupaba del hallazgo de la pequeña habían tirado la toalla. Pero luego, el 2 de septiembre del 2021 ocurre un milagro la cual esta mujer parecía inicialmente no creer...
La contacta en Facebook una joven que afirmaba ser su hija Jacqueline Hernandez, y entonces la mujer no ha dudado contactar inmediatamente el cuerpo de policía de Clermont que se había ocupado del caso del secuestro de su hija; después de varias vicisitudes burocráticas, Angélica ha acordado encontrar a la joven de 19 años que afirmaba ser su hija en Laredo, al límite entre Texas y México.
Pero la gran sorpresa debía todavía llegar; cuando la policía de Clermont ha buscado y analizado los documentos y el ADN de la joven, todo parecía coincidir: aquella que estaba allí era realmente Jacqueline, la hija perdida de Angelica que faltaba de casa desde hacía catorce años. Obviamente la mamá, presa de una emoción increíble, no ha podido dejar de abrazar a la hija ya de diecinueve años entre lágrimas tibias de emoción. La mujer de origen mexicana había perdido las esperanzas desde hacía tiempo, demasiado tiempo, pero al final la perseverancia y los ruegos de la mujer han devuelto a la hija entre sus brazos, finalmente.
Una historia de reencuentro familiar verdaderamente increíble y muy conmovedor que nos enseña una lección muy preciosa: ¡no debemos nunca apagar las velas de la esperanza en nuestros corazones!
