Finge ser rica y logra comer, beber y dormir gratis durante 21 días
¿Quién no ha querido experimentar, al menos una vez en la vida, la alegría y la emoción de ser millonarios durante todo un día? Imaginen tener mucho dinero disponible durante 24 horas y poder comprar lo que quieran sin tener necesariamente que abrir la billetera y llorar. Hay una joven china que ha montado un muy interesante experimento social que demuestra con qué frecuencia la apariencia engaña y que ésta última puede abrir muchas puertas...
via CMGM.Net
Esta joven china llamada Zou Yaqi, graduada en la Academia Central de Bellas Artes de Pekin, quiso ser protagonista de un experimento social que ha creado ella misma para demostrarle al mundo entero que una apariencia bien arreglada, prendas de vestir sólo aparentemente de marca y joyas falsas pueden abrir puertas inesperadas en los lugares más lujosos de la ciudad de Pekin. Y así es como esta joven pasó 21 días en la capital china fingiendo ser una mujer muy rica y adinerada, y nadie se dio cuenta del llamado "engaño".
Zou Yagi contó que apareció en hoteles de lujo con carteras falsas de diseñadores, joyas "falsas" y un aspecto muy cuidado; obviamente, para sobrevivir todo ese tiempo en la ciudad de Pekin tuvo que "economizar" de alguna manera: aprovechaba los bocadillos gratis que le ofrecían en los centros comerciales y para dormir en lugar de pagar una simple habitación de hotel, se desplomaba en los sillones de los vestíbulos de los hoteles de lujo, fingiendo ser una cliente habitual...
Según lo que cuenta la joven, para camuflarse en la alta sociedad y sobrevivir durante 21 días sin pagar nada sólo es suficiente un buen aspecto y saber llevar un vestido bonito, y los demás caerán con todo a sus pies: "Con esta apariencia se les abrirá cualquier puerta. Pueden probarse joyas caras en los negocios de lujo, a pesar de que saben que al final no podrán comprarlas. Además, si se quedan sin bocadillos de foie gras en una fiesta, ¡estén seguros de que el mesero les hará una sonrisa brillante y le pedirá al chef que prepare más solo porque ustedes se lo señalaron!"
Al final del experimento, Zou aprendió una lección muy importante pero al mismo tiempo muy triste: "Es triste ver como estos bienes y privilegios están distribuidos de acuerdo con la apariencia externa de las personas, es decir, de aquellos que parecen pertenecer a la clase rica."
Un experimento social que nos demuestra aún una vez más que la apariencia, lamentablemente, es todo.