Una joven que había sido secuestrada logra salvarse gracias a un gesto de ayuda que aprendió en las redes sociales
Las redes sociales pueden ser, afortunadamente, un lugar de encuentro importante en donde se puede compartir informaciones útiles, incluso vitales, además de un lugar para pasar un poco de tiempo libre sin demasiados pensamientos. Precisamente gracias a las redes sociales, por tanto, se intentó difundir un mensaje muy importante para ayudar a las mujeres víctimas de violencia doméstica: una mano que muestra cuatro dedos y se cierra en un puño. Un gesto silencioso, que nació por una iniciativa de la Fundación de Mujeres Canadienses, que se hizo viral en las redes a partir del primer confinamiento contra el Covid-19 del 2020. Una señal que, afortunadamente, fue recogida por muchas mujeres y hombres y que fue capaz de salvarle la vida a una niña de dieciséis años que había sido secuestrada.
via ABC news
Una adolescente de Carolina del Norte había estado desaparecida durante unos días y su familia había denunciado su desaparición a la policía. Afortunadamente, la joven debió haber recordado la señal de ayuda contra la violencia doméstica que sólo algunos años atrás se había hecho viral en la plataforma TikTok. Un gesto simple pero muy efectivo, que ya parece ser conocido en todo el mundo. La Fundación de Mujeres Canadienses lo creó y lo difundió precisamente para aquellas mujeres que no se sienten seguras entre las paredes domésticas y que al mismo tiempo no pueden pedir ayuda. Si están en una videollamada, por ejemplo, y no pueden hablar abiertamente de su probliema, sólo es suficiente con levantar la mano sin dejarse ver y hacer ese simple gesto para advertir al interlocutor.
La joven, cuya identidad permaneció desconocida, comenzó a hacer el famoso gesto con la mano hacia el dueño de otro auto, con la esperanza de ser entendida. El conductor, de hecho, entendió muy bien lo que estaba sucediendo y no perdió tiempo en pedir ayuda. Una vez radicada la denuncia por violencia doméstica, la policía pudo intervenir y detener al vehículo con el que un hombre de 61 años había secuestrado a la joven. Una historia con final feliz, de hecho, que nos hace entender cómo el gesto podría establecerse también como una petición de ayuda en general, si piensan por ejemplo en un jovencito víctima de bullying en la escuela o algún otro contexto como el gravísimo secuestro. En definitiva, un gesto que es capaz de salvar vidas siempre es una buena idea, ¿no lo creen?