Cuando nos convertimos en madres, ya no dormimos como antes y siempre estamos en modo "alerta"
Convertirse en padres nunca es una tarea fácil, sobre todo cuando es necesario adaptarse a los nuevos ritmos diarios. Cuando llega una nueva vida a la casa, mamá y papá siempre están preparados para alterar su vida diaria para que no le falte ninguna necesidad al recién nacido, que depende totalmente de sus padres. Si han sido madres o padres al menos una vez, no podrán no afirmar que cuidar de un recién nacido significa no solamente dormir menos, sino sobre todo estar siempre alerta, incluso de noche.
via Bebes y Mas
Estas son las palabras de Lucy Ortega, una nueva madre que quiso contar con sus palabras su experiencia con el pequeño recién nacido y como, al principio, se duerme siempre en modo "alerta". Aquí sus conmovedoras palabras: "Nunca fui una persona mañanera ni de sueño ligero. De hecho, en mi familia tenemos una especie de broma interna en la que dicen que soy una combinación de Bella y Aurora, las dos princesas de Disney. La primera, porque amo leer, y la segunda porque desde pequeña amo dormir y para despertarme para ir a la escuela se necesitaba una orquesta entera. Sin embargo, todo cambió cuando me convertí en madre y pasé de un extremo al otro.
Quienes hayan tenido a un recién nacido en sus casas saben que el descanso es algo que se destaca por su ausencia. Con los constantes despertares nocturnos, la alimentación del niño y el nuevo ritmo de vida al que nos adaptamos poco a poco, lograr dormir una noche entera parece un sueño lejano y casi sin darnos cuenta, te conviertes en una madre completa. Se estima, de hecho, que en el primer año de vida los padres pierden más de 700 horas de sueño; trabajamos prácticamente de forma automática.
Esta falta de descanso no se debe solo al hecho de que el bebé se despierta porque necesita de nosotros, hay algo en nosotros que ha cambiado. Esto en realidad sucede desde el embarazo, donde comenzamos a despertarnos con mayor frecuencia durante la noche, sobre todo durante el tercer trimestre. Este es un mecanismo totalmente natural, cuya función es garantizar la supervivencia del bebé a través de la alimentación y los cuidados que debemos proporcionar. Quizás estamos durmiendo, pero nuestro cerebro siempre está despierto. La explicación es que el cuerpo se está preparando para la lactancia y de alguna manera, nuestro cerebro nos está preparando para el momento en el que nacerá el bebé. Hemos pasado de tener un descanso "normal" a estar en modo alerta.
Por eso, ahora incluso hasta el ruido más mínimo o movimiento nos despierta fácilmente: estamos en constante alarma. Tenemos los ojos cerrados pero el resto de nuestros sentidos, como la audición cuando escuchamos el llanto del bebé, siempre está alerta para poder actuar según las necesidades. Hay quienes bromean sobre el hecho que las madres forman parte de un experimento científico, que intenta demostrar que los seres humanos son capaces de sobrevivir sin dormir. Dormimos, que también nosotras mismas a veces nos preguntamos cómo es posible que podamos funcionar con tan poco descanso. ¿Volveremos alguna vez a dormir como antes? Así como antes no teníamos hijos, la realidad es que no lo haremos. De la misma manera en que ya no somos más la misma mujer que éramos antes de tener hijos, también nuestros patrones de sueños ya no serán los mismos.
Además de la carga mental, el trabajo invisible y la lista infinita de cosas por hacer que nos invaden poco antes de ir a dormir, con los años habrán muchas otras cosas que nos sacarán el sueño, porque como madres tenemos nuevos miedos que no sabíamos que teníamos. Pero cuando se trata de horas de descanso, les prometo que la situación al final mejorará y pensarán en esas noches de insomnio como un recuerdo muy, muy lejano."
Queridas madres, ¿se ven reflejadas en lo que ha contado Lucy?