Sindrome del domingo por la tarde, cuando ataca la melancolía y no sabemos porqué
Si les preguntáramos cual es el día preferido de la semana, ustedes sin dudas responderían el sábado, o porqué no, el viernes por la noche. Sin embargo, según el calendario que todos utilizamos, el domingo es el día dedicado al reposo absoluto para la mayor parte de las personas; de hecho estamos firmemente convencidos que pocos de ustedes a la pregunta que hemos puesto arriba, responderían con el domingo. ¿Se han preguntado alguna vez por qué este día festivo es tan amado y al mismo tiempo odiado? En realidad, hay una explicación absolutamente psicológica.
Hay una razón bien precisa porque muchos de nosotros no eligiríamos nunca el domingo como día preferido de la semana: ¿les ha ocurrido también a ustedes sentirse tristes, apáticos, melancólicos y ansiosos al mismo tiempo durante el domingo por la tarde o al atardecer? Estamos seguros que sí, pero no se preocupen, es una reacción psicológica absolutamente normal llamada incluso "síndrome del domingo al atardecer".
En general, cuando está por terminar el día del domingo, nuestro cerebro comienza a viajar, cargándose de espectativas y responsabilidades en darse prisa a partir del lunes, o al día siguiente; con la llegada del atardecer y con el final del fin de semana, termina la felicidad y comienza a asomarse una sensación general de tristeza, de apatía y de temor, como si algo particularmente hermoso estuviera por terminar y algo horrible está por suceder. En realidad, es solo el producto de tantas responsabilidades que se tienen durante la semana que van a chocar con la nostalgia del pasado reciente, hecho de fin de semana libre, nada de trabajo, ningún despertador u horario preestablecido y tanta despreocupación.
En esta lucha entre pasado reciente cargado de nostalgia y futuro inminente lleno de espectativas, temores y ansiedades, la cosa mejor de hacer para alejar esta sensación típica del domingo a la tarde es buscar de llenar este día feriado con tareas y cosas para hacer, de manera que nuestra cabeza esté siempre distraída, sin tiempo para detenerse y reflexionar. Si quieren alejar esta sensación melancólica, organicen almuerzos con amigos o parientes fuera de casa, paseos con la insignia de descubrir la Naturaleza, o visitas culturales en un museo, teatro o también un cine.
El destino es llenar los domingos para no vivir el eterno conflicto interior de la nostalgia del pasado y la ansiedad del futuro; sin embargo, deberían preguntarse a ustedes mismos y entender porqué en el fondo sienten a menudo estas sensaciones tristes al final de cada día; ¿están realmente tan seguros que los problemas que deben afrontar durante los días de semana durante los días de semana son después de tanto insuperables?
