Hijo de 30 años no quiere irse de la casa: los padres acuden a un juez y el caso termina en los tribunales

Hay generaciones de treintañeros que siguen viviendo en la casa de sus padres, aprovechando una situación de gran comodidad, precisamente como si aún tuvieran 16 años. Debemos destacar que la situación económica y laboral, en muchos países, es desastrosa y permitirse vivir solos contando solo con las propias fuerzas es muy difícil. Pero no imposible. Diversos, en cambio, son los casos en el que los jóvenes no se comprometen para buscar un trabajo y siguen viviendo con sus padres, contando con ellos para la comida y el alojamiento, terminando así por arruinar también las relaciones con la madre y el padre. Esto es lo que le ha sucedido a un joven de 30 años que quería obstinadamente quedarse en la casa de sus padres. El joven los exasperó tanto con su comportamiento, que los cónyuges acudieron a los tribunales.

No pudieron convencer a su hijo irse de la casa y a que encuentre un trabajo que lo haga independiente, entonces, exasperados por la situación, acudieron a un juez. Michael Rotondo le dijo al juez que sabe que sus padres quieren que se haga independiente y se mude a otra parte, pero sostuvo que como miembro de la familia tiene derechos. La sentencia del juez de la Corte Suprema del Estado, Donald Greenwood, rechazó sus argumentos, considerándolos como indignantes. Después del veredicto del juez, el hijo le dijo a la corte que apelaría.

Los padres de este joven hicieron todo para obligarlo a ponerse a trabajar y encontrar su independencia. El problema de la convivencia con el hijo se intensificó, además, porque Michael discute mucho con su madre. Exasperados, padre y madre hasta incluso le han dado dinero para ayudarlo a encontrar una casa y un trabajo: "Michael, aquí $1.100 dólares para ti para que puedas encontrar un lugar donde quedarte".

Los padres hasta incluso le han sugerido vender algún objeto para recaudar un poco de dinero (el estéreo, algunos instrumentos, etc...), sin contar todas las veces que lo instaban a buscar trabajo: "Hay lugares de trabajo disponibles también para aquellos con una mala historia laboral como tú...Encuentra uno: ¡debes trabajar!". Pero Michael nunca se interesó; siguió siempre viviendo bajo las alas de sus padres; de manera muy consciente y egoista.

Ciertamente es difícil justificar el comportamiento de un hijo que, con 30 años, parece querer aprovecharse de sus padres. ¿Ustedes qué piensan?