Estudiante de secundaria ve a una viejita caminando por la carretera y es el único que se detiene para ayudarla
Si existe la posibilidad de ayudar al próximo, habría que hacerlo sin retraso. Eric Roman, de diecisiete años, de hecho, no lo pensó dos veces antes de ayudar a una señora anciana, evidentemente en problemas, que deambulaba confusamente por la autopista de Staten Island. La mujer estaba temblando de frío cuando Eric literalmente la salvó de un accidente mortal. Laura Farr, de 87 años, estaba tratando de ir a la casa de sus nietos, para visitarlos. Aparentemente, alguien la había llevado a la dulce abuelita sin tener en cuenta el hecho de que sufría de náuseas en el coche. Afortunadamente, el estudiante del secundario Eric no lo dudó y se detuvo para ayudarla.
Laura Farr estaba caminando literalmente en una autopista, un lugar muy peligroso, definitivamente inadecuado para los peatones, cuando Eric Roman se dio cuenta de ella e inmediatamente se detuvo para ayudarla. El joven se detuvo con su auto para asegurarse de que estuviera bien. Eric rápidamente se dio cuenta que algo estaba mal, no solamente porque la anciana mujer estaba caminando sola por la autopista, sino también porque temblaba y parecía muy confundida. A pesar de que la dulce abuelita le insistía a Eric diciéndole que estaba bien, el joven quiso llamar a una ambulancia: "Te tomaré de la mano cuando subas a la ambulancia", la tranquilizó, mientras trataba de convencerla: "Deja que te venga a buscar para hacerte los exámenes médicos".
Al final, la anciana cedió y los dos han esperado la ambulancia juntos. La mujer finalmente ha sido llevada a salvo y los médicos se aseguraron que estuviera bien. Tiempo después, la señora Farr y el joven Eric se encontraron nuevamente, pero esta vez en circunstancias más agradables. Eric le había llevado flores a la señora y ella, en respuesta, lo reconoció de inmediato: "Cuando entró, lo llamó por su nombre y le dijo: 'Este es el joven. ¡Es el joven que me ha ayudado!", contó la hija de la señora Farr, Roselyn Abraham.
Un simple acto de amabilidad que le salvó la vida a la señora Farr y que nos recuerda cuánto, en el fondo, es suficiente con tan poco. Quién sabe cuántas personas antes que Eric habían pasado por esa calle sin preguntarse siquiera por un momento si esa abuelita estaba bien. No le demos la espalda al prójiumo, ¡sobre todo si estamos en condiciones de dar una mano!