"¿Me adoptarías?": la solicitud al padre de su hija en acogida
No hay nada más cálido y emocionante en el mundo que el amor que un padre puede sentir por su hijo, y no importa si hablamos de padres y familias biológicas o de familias que, no pudiendo tener hijos, adoptan niños huérfanos o en situaciones difíciles. La historia que estamos por contarles hoy habla precisamente de una joven en acogida, del amor de un hombre que actuó como padre sustituto y de un pedido de adopción verdaderamente emocionante...
via Happily/YouTube
Su nombre es Daniel Donaldson y es un entrenador deportivo que vive en Haleyville, en Alabama, y por este motivo siempre estuvo en contacto con chicos más jóvenes, conoció muchos pero solamente con una ha creado un vínculo especial, Alecia, de catorce años; cuando Daniel descubrió que la joven estaba en el sistema de acogida nacional, no lo pensó dos veces antes de tomar la fatídica decisión: aunque en su momento no habría podido adoptarla, la recibiría con los brazos abiertos en su casa.
La familia Donaldson nunca presionó a la joven, siempre pensó que, una vez que se sintiera preparada para ser adoptada, Alecia no debería hacer más que decírselo sin ningún problema. Por este motivo la joven de 14 años quiso hacerle una sorpresa inolvidable a su padre sustituto en el día de su cumpleaños...
Ayudada por la complicidad de Tiffany, la esposa de Daniel, Alecia comenzó con ella el proceso de adopción sin decirle nada a Daniel y así, en el día del cumpleaños del hombre, las dos chicas le hicieron una sorpresa excepcional al señor Donaldson; le vendaron los ojos y le pusieron entre sus manos carteles que decían lo siguiente: "Este último hombre de aquí comenzó como mi entrenador, pero se adelantó cuando fue necesario. Ahora no solamente es mi entrenador, mi animador, mi protector, sino que ahora es el hombre al que llamo papá."
Cuando Daniel Donaldson le quitó la venda de los ojos, todas las personas que lo rodeaban tenían entre sus manos un nuevo cartel que decía lo siguiente "¿Me adoptarías?"; obviamente, el hombre rompió en llanto, corrió a abrazar a Alecia y aceptó adoptarla oficialmente en su casa: ¡qué historia con final feliz maravillosa!
