Va a cortarse el cabello sin programar una cita y deja de propina un total de 5.800 dólares
La crisis generada por la pandemia del Covid-19 afectó a muchísimas empresas y negocios locales, muchos de los cuales se vieron obligados a cerrar definitivamente. Cuando un negocio se ve obligado a cerrar sus puertas, significa que sus empleados se encontrarán repentinamente sin salario durante ese mes y los meses siguientes: una verdadera desgracia para muchas familias. Entre las actividades más afectadas, peluqueros y esteticistas pueden colocarse tranquilamente en los primeros lugares de este triste ranking y es por esto que la historia que les contamos hoy cuenta de cuán generosas pueden ser algunas personas.
Ilisia Novotny es una peluquera que trabaja en "99 Barbershop" de Floyd en Denver (Estados Unidos) y que tuvo el placer de terminar su turno cortándole el cabello a un desconocido que necesitaba un corte veloz. El hombre, antes de irse, ¡dejó 2.500 dólares de propina!
via The Denver Post
Ilisia Novotny tenía solo 15 minutos de tiempo libre antes de terminar su turno de trabajo y ciertamente no se negó a cortarle el cabello a un nuevo cliente que tenía urgencia, pero que no había reservado una cita. Lo sentó y le cumplió su deseo por un costo total de tan solo 27 dólares. Durante el corte de cabello, los dos charlaron un poco de la situación incluso con respecto a la pandemia y la estilista no escondió su malestar de cara al futuro. Las incertidumbres, de hecho, son muchas y la mujer no estaba segura de que el negocio permanecería abierto a largo plazo. ¿Quién mantendría a su familia, entonces? Ella es una madre soltera, ¿quién pagaría las facturas? Una pregunta, esta última, que hasta su hijo le hizo. Al final del corte, el hombre le dejó a la peluquera una propina que, teóricamente, tendría que haber sido solamente algunos dólares. El hombre, sin embargo, le estaba dando 2.500 dólares y para asegurarse de que entendiera le quiso señalar: "No me he equivocado, es tu propina".
La hermosa sorpresa, sin embargo, no terminó aquí porque el anónimo cliente le regaló dinero extra también a todo el equipo del negocio: 500 dólares para el empleado de la recepción, 1000 dólares para el gerente general y 100 dólares a cada una de las 18 personas que trabajaban en el negocio. Un regalo inesperado, pero que llegó definitivamente en el momento justo. Novotny y todo el equipo estaban encantados: finalmente, después de días y días de inestabilidad, ¡un desconocido les había regalado una pequeña e importantísima certeza!
El gesto de este generoso cliente nos recuerda que siempre es bueno ayudar al prójimo si tenemos la posibilidad de hacerlo.