Dos actores salvan el negocio de dulces de su ciudad luego del fallecimiento del dueño
Los lugares en los que crecimos nos han ayudado seguramente a formarnos y a ser las personas que somos hoy. Ver estos lugares cambiar con el tiempo puede ser inevitable, por mil razones, pero hay quienes se esfuerzan por mantener a la comunidad que vive allí lo más activa y solidaria posible. Dos caras conocidas de la gran pantalla han decidido ayudar a un viejo negocio de golosinas a levantar su destino luego del fallecimiento de su dueño. En un momento histórico particular, en donde la pandemia del Covid-19 no benefició a ningún comerciante, la ayuda económica de dos actores de Hollywood lograron reiniciar un negocio que parecía destinado a cerrar definitivamente. ¿Por qué lo hicieron? Porque era un lugar en el que iban cuando eran jóvenes, porque es un negocio histórico de su ciudad, que todos conocen y que nadie lo quisiera ver cerrado. Se dieron un regalo, en cierto sentido, manteniéndolo abierto y al mismo tiempo, se lo hicieron a su comunidad.
via USA Today
El negocio de dulces de Samuel en East Market Street, Rhinebeck (Estados Unidos), es uno de esos lugares en los que se puede encontrar realmente todo en lo que a repostería se refiere: una amplia gama de dulces, postres y galletas, ensamblados en los mostradores y apilados en las estanterías, a menudo decorados con un glaseado que llama la atención a simple vista y colores pastel que se mezclan con el nostálgico packaging de este lugar atemporal. Los dos actores Paul Rudd y Jeffrey Dean Morgan, junto a sus esposas, decidieron echar una mano a este maravilloso negocio de su ciudad luego de que su dueño original, Ira Gutner, falleciera. En pocas palabras, los actores decidieron comprar el negocio y mantenerlo tal cual era. Ellos mismos lo frecuentaban a menudo y en ocasiones desprevenidas también le habían echado una mano a Ira directamente, quizás quedándose en la caja.
Los actores a menudo hacen inversiones o actos benéficos, y quizás esta inversión particular en el negocio de dulces de su ciudad parecía inicialmente fuera de lugar, pero así no fue. Gracias a ellos, el local se recuperó y hoy está conducido por John Traver, aquel que a los 15 años había golpeado la puerta del fallecido Ira Gutner para pedir trabajo. No hace falta decir que no solamente la economía de los pequeños emprendedores de la ciudad se recuperó, sino que también el local de dulces, que se parece a una pequeña cafetería y pastelería, volvió a ponerse en marcha. "Todos conocen el nombre del negocio", dijo un hombre de 45 años que creció en el lugar, "El café es excelente y es maravilloso ver lo que le está sucediendo al negocio en términos de apoyo".
Resumiendo, esta inversión ha sido una buena acción para la comunidad entera, ¡que hoy puede festejar el vigésimo quinto aniversario de la apertura del local!