A los 66 años se convirtió en madre por primera vez pero muchos no apreciaron su decisión
No cabe duda que para una madre el día más hermoso de su vida es seguramente el del nacimiento de su hijo; dar a luz a una nueva vida que es fruto del propio deseo maternal y del amor con tu pareja no es exactamente algo de poca importancia, por eso la llegada al mundo de un niño siempre es una fiesta extraordinaria y un regalo que la naturaleza nos da, todos los días. Sin embargo, hay casos y situaciones en los que el nacimiento de un hijo puede convertirse en motivo de malicia y chisme dada la edad de la madre, exactamente es lo que le sucedió a la protagonista de esta historia increíble...
via Daily Mail UK
Esta es la historia de Adriana, una mujer rumana que dio a luz a su primera hija, Eliza a la madura edad de los 66 años; todo esto sucendió allá por el 2005, pero en el momento de su nacimiento, la pequeña Eliza ya se había convertido en una verdadera estrella, un caso para ser puesto bajo el centro de la atención precisamente porque la madre había dado a luz a esa edad tan inusual. En ese momento, Adriana Iliescu había entrado oficialmente en el Libro Récord de los Guinness como la madre más anciana del mundo, título que perdió a los años siguientes, pero que luego la hizo abrirse un poco sobre todo lo que había pasado después del nacimiento de su hija.
La razón de tanto odio de las personas hacia ella era simplemente que muchos consideraban que era demasiado vieja y que su decisión de maternidad era un acto de puro egoísmo: "El espejo no es amable con las mujeres, pero si hablamos de mi energía entonces me siento una jovencita. Me siento como si tuviera 27 años y cuando me siento un poco más cansada, me siento como si tuviera 37. Soy mucho más sana que las mujeres mayores de la mitad de mi edad", dijo la mujer.
El hecho de que diera a luz a su primera hija a los 66 años de edad, sin embargo, no ha sido una total decisión de Adriana; como contó la mujer, cuando era joven tuvo que sufrir varios abortos por motivos médicos, luego a los 24 años la dejó su esposo, posteriormente se concentró en su carrera y se convirtió en una profesora de la universidad en Rumania. Luego, después de terminar su licenciatura, a los 37 años, sintió la necesidad de tener un hijo, acudiendo a los médicos que hacían la fecundación in vitro.
Cuando cumplió 57 años, Adriana estaba lista para tener un hijo a través de la fecundación in vitro, pero el primer intento realizado fue mal y terminó con un aborto espontáneo, hasta llegar al 2005, cuando la mujer quedó embarazada de tres gemelos, de los cuales dos no llegaron a alcanzar la luz, mientras que quien se salvó ha sido precisamente Eliza, una niña que ahora la madre llama "un milagro de Dios".
A pesar de las maldades y los obstáculos que la mujer anciana tuvo que enfrentarse y hacer descender desde el 2005 hasta hoy, no se arrepiente del camino que emprendió hasta llegar a dar a luz a su hija, y hoy, a pesar de su gran diferencia de edad entre las dos, ¡son una madre y una hija muy unidas por un amor tan fuerte que nadie podrá jamás disolver, ni siquiera las malas palabras, los rumores y los prejuicios!