Modelo exitosa renuncia al lujo y vuelve a vivir a su pueblo para trabajar como todos
Con demasiada frecuencia solemos olvidarnos de los propios orígenes, terminando casi siendo desagradecidos con los lugares y las personas que siempre han tenido un papel importante en el proceso de crecimiento de cada uno. Para algunos, el salto de calidad ha sido importante: Hamamat Montia ha sido la ganadora de muchos concursos de belleza y modelo exitosa de grandes marcas de lujo. Quizás, no se esperaba ni ella poder llegar tan lejos, partiendo desde su pueblo en Ghana. Hamamat, sin embargo, se convirtió primero en Miss Ghana y luego Miss Universo África gracias a su increíble belleza y presencia. Está claro que luego del éxito, la mujer se alejó mucho del estilo de vida que tenía anteriormente, pero durante un momento de crisis se dio cuenta que no estaba en el lugar correcto y regresó a África, a su casa, a ayudar a los demás habitantes de su pueblo.
La historia de Hamamat Montia no suena como todas las demás o como se esperaría de quién alcanzó el éxito que merecía. La hermosa modelo africana, de hecho, una vez que ganó los numerosos concursos y que se estableció en una nueva realidad, con su nueva vida, no se vio realmente satisfecha de su resultado. Para obtener ese éxito se había tenido que alejar de su pueblo, dejando a su padre; cuando se separó de su esposo, el padre de sus dos hijas, Hamamat se cuestionó toda su vida y se preguntó si se encontraba en el lugar correcto. Para afrontar esta crisis de la manera adecuada, la joven modelo eligió regresar a una vida "sencilla": hizo las valijas y regresó con sus hijas a su pueblo en Ghana.
Al principio no ha sido para nada fácil para ella regresar al puelo y ser aceptada por todos. Su familia, naturalmente, la ayudó mucho, llevándole la comida e integrándola nuevamente. Algunos habitantes del pueblo, de hecho, la llenaban de insultos o no confiaban más en ella, habiéndose ido hace mucho tiempo de ese mundo y de esa realidad tan diferente. Hamamat, sin embargo, no se desanimó por estos primeros obstáculos, todo lo contrario, comenzó a apasionarse por la producción de manteca de karité, un producto de su zona y que tiene múltiples beneficios para el organismo.
Desde entonces, la producción artesanal de manteca de karité se convirtió en el foco de su negocio: patentó la marca Hamamat African Beauty y vende este producto en muchas partes del mundo. Todos los días recibe cientos de pedidos y gracias a su merecido éxito puede vivir tranquilamente con su familia en el lugar que más quería. No hace falta decir que con su presencia y su actividad, Hamamat colabora notablemente con el bienestar de su pueblo.
Una mujer que demostró cómo con un poco de valentía y de conciencia se pueden alcanzar resultados extraordinarios en cualquier parte. Lo importante es sentirse bien en el lugar donde uno está y no olvidarse nunca de su familia.