Ve a tres jóvenes hambrientos en un restaurante y les paga el almuerzo: un ángel sin alas
¿Alguna vez han hecho un gesto de amabilidad con personas que no conocían cambiándoles así para siempre el día para mejor? No hay nada más hermoso que la solidaridad, la empatía, las ganas de hacer el bien sin pedir nada a cambio. Como hizo el anónimo protagonista de esta historia, que no lo ha pensado dos veces y hizo todo lo que pudo para alimentar a tres jóvenes que buscaban comida y no sabían cómo pagar en un restaurante...
El hecho positivo sucedió hace tiempo dentro de un restaurante Taco Bell en West Palm Beach, Florida; un joven llamado Josh Walker publicó en su perfil de Facebook una fotografía dentro de un local con una leyenda que rápidamente dio la vuelta en la web. La foto de Josh Walker tiene como protagonistas a tres jóvenes adolescentes que sobresalen con miradas curiosas en el mostrador para ordenar. Como contó Josh con sus palabras, "Estos tres chicos se sentaron y miraron el menú con miradas hambrientas. Luego, un cliente anónimo del local se acercó a ellos; mientras todos los jóvenes retrocedieron al ver este gigante, las palabras que surgieron hicieron que mi día sea mejor; el hombre les dijo: "¿Quieren todos un granizado? ¡Vengan aquí, nosotros les traemos algo!"
Sorprendidos por esa propuesta, los tres jóvenes hambrientos corrieron inmediatamente al mostrador y no solamente pidieron granizados frescos sino también sabrosos tacos para acompañar con las bebidas; todo esto bajo la atenta y generosa mirada de ese benefactor aparentemente sin nombre. Josh contó de ese momento tan inesperado y tan especial: "El hombre le pidió rápidamente al cajero si podía pagar antes que los chicos comenzaran a comer porque necesitaba irse inmediatamente y no tenía tiempo. Dio un saludo muy veloz y este hombre amable se dirigió rápidamente hacia la puerta de atrás sin esperar que los jóvenes le agradecieran abiertamente."
Luego, como contó el afortunado cliente del local en Facebook, el hombre dirigió una sonrisa hacia él, al darse cuenta que lo habían visto, se bajó el sombrero a modo de saludo y se fue por la puerta de atrás, sin decirle nada a nadie. Pensaba que su acto de amabilidad pasaría desapercibido, sin embargo Josh Walker había sido testigo presencial de todo.
Este hermoso testimonio nos demuestra aún una vez más que no debemos ser amables, empáticos y solidarios con los demás solamente para ser observados o vistos por los demás, sino simplemente debemos serlo por el simple amor por la amabilidad y suficiente, porque es correcto poner en práctica estas acciones con las personas menos afortunadas.
¡Felicitaciones a este anónimo benefactor!
