Decide adoptar a la hija de su mejor amiga para que no crezca sin un padre
Vivimos en una sociedad que ahora está cada vez revisando más el concepto de familia; ya no más vista como un núcleo privado formado necesariamente por un padre, una madre y uno o más hijos, más bien con muchas variables en su interior. Una familia puede estar de hecho formada incluso solamente por un hombre y una mujer, por dos mujeres, dos hombres y también por hijos no biológicos, pero fuertemente queridos. Son muchos los atajos para tener un niño de manera no natural, y una de estas es sin dudas la impermeable pero satisfactoria adopción.
Y la dulce historia que queremos contarles hoy habla precisamente de una niña de 2 años sin padre biológico y de un hombre que decidió ocupar el lugar de padre para regalarle a esta pequeña la figura masculina de la que siempre necesitó. La niña se llama Ana Flor, tiene 2 años y vive con la madre soltera Brunna; el padre biológico de la niña abandonó el núcleo familiar y nunca más quiso saber del destino de la pequeña Ana Flor.
Criada entonces sin una figura paterna, la niña sin embargo encontró consuelo en los brazos de Raphael, el novio de Amanda, la mejor amiga de Brunna...
El vínculo especial entre Rapahel y Ana Flor nació muy temprano, cuando la pequeña tenía tan solo un año y pocos meses; como cuenta el joven, "Iba muy seguido a la casa de Brunna porque es muy amiga de Amanda, y jugaba mucho con Ana Flor, porque estoy enamorado de los niños, hasta que un día me llamó papá de repente. Me eligió como su padre. Ha sido una mezcla de responsabilidad y realización de un sueño, porque siempre quise ser padre y siempre dije que tarde o temprano quería tener una hija. Inicialmente tenía ese asombro mezclado con miedo, ¡pero al día siguiente ya estaba loco por verla!"
Después de haber hablado con Amanda y con Brunna, Raphael decidió que quería dar un paso más hacia adelante con la pequeña Ana Flor y regalarle oficialmente la figura paterna que siempre había deseado, y entonces decidió adoptarla según las leyes burocráticas vigentes en Brasil, donde viven: ¡Raphael se había convertido en padre adoptivo de Ana Flor!
"Crecer sin padre, por más que la madre sea la mejor mujer del mundo, es muy feo, y no quiero que nadie lo haga, entonces soy capaz de transformar la vida de una niña para mejor", contó Raphael.
Ahora, Ana Flor y su padre adoptivo se ven todos los fines de semana, mientras que durante los días feriados se hablan muy a menudo a través de videollamadas con el celular o la computarora; dentro de poco la niña entrará en el jardín de infantes y Raphael ya dijo que colaborará con parte de los gastos escolares junto a la madre Brunna.
Esta maravillosa historia de adopción nos demuestra aún una vez más que la familia no está solamente hecha de vínculos biológicos, sino de amor y cariño incondicional; después de todo, se necesita solamente esto para amar y sentirse amados, ¿no lo creen?