Querían reparar el reloj de la iglesia pero costaba demasiado: usan una lata de aerosol y ahorran £ 53.000
La gratitud es uno de los valores fundamentales de nuestra sociedad y de la quietud de vivir con las demás personas; todo el trabajo y el sacrificio que ponemos para ganarnos la vida pero también para brindar atención o cuidado hacia una persona a la que queremos es tiempo que nunca nos será devuelto y que por este motivo no debería ser nunca desperdiciado por nadie. Por este motivo no siempre se valora correctamente el trabajo de los demás pero hay casos en los que quien lo hace por sí mismo lo hace por tres y ahorra no solamente tiempo sino también dinero para no dejarse "engañar" con demasiada facilidad. Esta historia cuenta de cómo se ahorraron aproximadamente £50.000...con una lata de aerosol antioxidante.
via The Scottish Sun
Todo sucedió en Grimsby, un encantador pueblo británico de Lincolnshire, cuando el pastor de la iglesia local, un hermoso edificio histórico que pertenece al siglo XIV, decidió que era hora de arreglar el reloj antiguo del campanario que había estado parado durante doce años a las 11:58; un trabajo del cual se había hecho cargo un ingeniero muy profesional que ya había trabajado en la restauración y en el perfecto funcionamiento de las agujas del Big Ben de Londres. Un trabajo, el del relog de Grimsby, que hubiera necesitado andamiaje exterior y un costo que oscilaba entre los 53.000 y 67.000 libras esterlinas.
Un gasto exhorbitante que sin embargo la iglesia de Grimsby decidió asumir para que el reloj continuara funcionando después de doce largos años. Pero, antes que los trabajos oficiales comiencen, dos hombres del lugar, un quesero de 47 años llamado Rick Haywood y un estudiante de 15 años llamado Jay Foley, decidieron intentar reparar solos ese reloj del campanario...a su manera y tratando de hacerle ahorrar dinero a la iglesia de Grimsby.
Shizhao/Wikimedia - Not The Actual Photo
El hombre de 47 años y el estudiante adolescente, ambos ciudadanos de Grimsby, verificaron los mecanismos y artilugios del antiguo reloj y descubrieron que se había detenido no porque no funcionaba más sino porque las agujas estaban atascadas por unas palomas que habían quedado allí desde hace mucho tiempo y que habían prácticamente obstruído los rodamientos del reloj. Todo lo que le sirvió a Rick y a Jay ha sido un poco de grasa y una lata de spray antioxidante. Al final, el reloj del campanario, volvió a funcionar milagrosamente.
Gracias al trabajo autónomo de Rick y de Jay, la parroquia de Grimsby prácticamente se ahorró mínimo 53.000 libras esterlinas en la reparación. En definitiva, ¡una historia absurda que nos demuestra cómo a veces el dicho "quién lo hace por uno lo hace por tres" tiene una pizca de verdad!