Va al banco con 15 contenedores llenos de monedas recogidas en 45 años: tarda 5 horas en depositarlas todas
¿Quién no se acuerda de la historia de la cigarra y la hormiga? Mientras que la primera se divierte cantando, la segunda pasa el verano trabajando duro para conseguir un poco de pan rallado, para asegurarse comida para todo el invierno y no correr el riesgo de encontrarse sin nada. Una metáfora sobre el ahorro que inspira a muchos sobre nuestras alcancías: cuando al volver del supermercado tienes en el bolsillo monedas, muchos lo destinan a un pequeño frasco que, con el tiempo, puede hacer una pequeña fortuna.
Un centavo hoy y uno mañana, un hombre estadounidense llenó con constancia frascos durante 45 años, hasta que decidió depositarlas en el banco.
via USA Today
El protagonista de esta historia es un educador llamado Otha Anders que vive en Louisiana. El hombre comenzó a coleccionar monedas en los años Sesenta, no solamente para ahorrar dinero, sino más bien por hobby. Lo demuestra el hecho que, cuando el gobierno lanzó el programa para reconocer una suma equivalente a 125 dólares cada 100 dólares en monedas, Otha no vendió sus monedas.
Para Anders, los centavos son una especie de símbolo: el hombre, de hecho, considera a los centavos como una especie recordatorio que le recuerda detenerse y decir una oración, esté donde esté. Cada vez que ve uno, no deja de hacerlo. "Por eso tenían tanto valor para mi" dijo.
El pacto consigo mismo, en el lapso de las cuatro décadas de colección, siempre ha sido el de no aceptar ni siquiera una moneda como regalo: "Nunca le permití a nadie, ni siquiera a mi esposa o a mis hijos, que me regalen centavos sin algún motivo. Quería la satisfacción interior de que Dios y yo hayamos adquiridos esta colección.
El valor de su recaudación de monedas, entonces, no sería económico para él, más bien espiritual: "Me convencí de que reconocer un centavo perdido o caído era otro incentivo dado por Dios que me recordaba estar siempre agradecido. Hubo días en los que no pude orar y la mayoría de las veces, un centavo perdido o caído aparecía para recordármelo."
La voluntad inicial de Otha era lograr llenar cinco jarras con agua con sus centavos, pero, una vez alcanzado el objetivo, decidió continuar hasta llegar a quince. En ese momento, había llegado el momento de depositar los centavos, de lo contrario nunca se detendría.
Entonces, se comunico con su banco de confianza para decirles que se presentaría con una gran cantidad de centavos. Cuando Otha llegó al lugar con las quince jarras llenas de centavos, el personal se quedó con la boca abierta.
"Apreciamos su trabajo, así como el de todos nuestros clientes. Pero si podemos ayudar a Anders con sus esfuerzos, estamos felices de hacerlo" dijo Jennie Cole, vicepresidente del banco. Los contenedores se abrieron usando un hacha, procedimiento que llevó más de cinco horas de trabajo. ¿El resultado? La colección de Otha tiene un valor de miles de dólares.
Una idea de la cual inspirarse para recordar hacer algo bueno y que, al mismo tiempo, pueda convertirse en un pequeño tesoro.