Trabajador hace un asado en el patio del edificio: una mujer cansada del humo apaga todo con un hidrojet (+ VIDEO)
Seamos honestos: vivir en una ciudad no es fácil. Una gran o pequeña metrópolis tiene sus pro y sus contra. Todos los servicios están al alcance de la mano y a menudo no es necesario subirse a un auto para moverse, más bien se logra hacer todo con un buen paseo. Se necesita, sin embargo, lidiar en otros aspectos: ruidos, smog, tráfico. Sin contar que las casas no siempre son silenciosas. En particular, si uno vive en edificios de muchos pisos y con muchas personas, la tranquilidad podría no estar a la orden del día.
Quienes viven en un condominio lo saben bien. Y saben bien también que puede presentarse otro tipo de problema: el asado. Den un paso hacia adelante si nunca les pasó discutir con un vecino por el humo y el mal olor que viene de las brasas, o al menos haber escuchado hablar por conocidos y amigos. Lamentablemente la protagonista del episodio que les contamos dentro de poco, sabe bien lo molesto que puede ser esto.
via Daniel/Twitter
Las ganas de estar al aire libre y comer una buena parrillada de pescado o de carne llega, a menudo, con la llegada de la primavera. En este caso en particular, no fue así. Los protagonistas de esta historia son algunos trabajadores y una inquilina del edificio en el que estaban trabajando.
En un día como otros, uno de los trabajadores preparó carbón y leña y se puso manos a la obra para cocinar. Mientras esto ocurría en la tranquilidad absoluta, el humo comenzó a subir hacia las ventanas de los departamentos aledaños. Si alguien cercano a nosotros lo está haciendo, es normal sentir el olor a humo y quizás incluso soportable. No para esta mujer.
Luego de haber soportado varias veces el humo entrar en su casa e impregnar las paredes, una inquilina del edificio frente a la obra no resistió y le dio una "ducha" al trabajador. En un video publicado en Twitter que se volvió viral, se ve a la mujer asomándose al balcón de su casa y rociar mucha agua con un hidrojet. ¿El objetivo? Evitar que el fuego se encienda por enésima vez y escapar de ese nauseabundo olor a humo. Los obreros quedaron incrédulos frente al gesto de la mujer, pero no le dijeron nada.
Quién sabe si a los días siguientes lo habrán intentado nuevamente o habrán optado por otro tipo de almuerzo. Esperemos que sí.
¿A ustedes alguna vez les sucedió algo así? ¿Quizás tienen un vecino, un pariente, un amigo que le gusta organizar asados, pero no sabe que ustedes no lo soportan? Escriban en los comentarios y cuenten sus aventuras o desaventuras.