Deja el uniforme de policía para ser sacerdote: la conversión poco antes de la boda prevista
¿Es posible cambiar completamente tu propia vida de un día para el otro? Si se lo preguntan a don Ernesto Piraino, seguramente les dirá que sí. Su historia, que ya dio la vuelta al mundo, es de aquellas que no se escuchan todos los días. El hombre de cuarenta y tres años calabrés, de hecho, ha sido durante muchos años inspector de la policía, pero en un momento de su vida advirtió una llamada diferente: la del Señor. Así es, Ernesto Piraino pasó de ser policía a ser un sacerdote. Cuando comienza a sentir la llamada hacia la fe, todo lo demás queda atrás; y es así como Ernesto dejó de ser un inspector de policía, renunciando también a la boda programada con su novia de ese momento.
via Sicilian fan
Don Ernesto Piraino usó el uniforme de policía durante 17 años antes de dejar esa vestimenta y abrazar la fe. Todo comenzó en el 2006, con la adoración eucarística perpetua en la parroquia de su ciudad. Luego, en el 2010 sintió la vocación, a los 31 años. Don Ernesto contó ese momento así:
"Al año siguiente entré en el seminario. Me encontraba en una capilla en Messina para un momento de oración nocturna, porque amo rezar de noche, cuando sentí claro, en mi corazón la llamada en dejar todo para seguir a Jesús. En ese momento ya había comenzado, como laico, los estudios teológicos, pero todavía era policía, lo fui hasta el 2016, luego al año siguiente fue mi ordenación sacerdotal. Recuerdo que ese día, encontrándome en la capilla del seminario de Messina para un momento de oración luego de haber estudiado con mis compañeros de la facultad, se produjo el 'hecho'".
La vocación es algo que se siente de manera profunda, visceral, y a la que Ernesto no le dio la espalda. Es verdad, tuvo que renunciar a su carrera en la policía y a su boda, que en ese momento le parecía tan cercana: "Es verdad que estaba de novio y tenía la idea de casarme" explicó el religioso, "pero las dos cosas no han sido consecuentes, en el sentido de que nuestra historia se interrumpió en el 2006, y luego yo me sumergí en el trabajo parroquial, comencé a dedicar un poco mas de tiempo a la realidad eclesial, y desde allí empezó un camino".
Don Ernesto luego aclaró que después de esa novia "histórica", con la que se debería haber casado, tuvo también otras, dado que su vida no sufrió grandes cambios hasta el 2010.
Vocación o no, parece que hoy Don Ernesto está contento de haber concluído ese vínculo sin casarse, ya que es consciente de que estaba a punto de cometer un error que provocaría probablemente dolor:
"En retrospectiva, sin embargo, diría que el motivo del final de nuestro compromiso es que comprendimos, más que nada yo, que no era ese mi camino, y que entonces era mejor actuar antes que hacernos daños".
Darse cuenta del propio camino nunca es fácil, porque para entenderse realmente se necesita tirarse en las experiencias, fallar y luego volver a intentar. Todos, tarde o temprano, encuentran su lugar en el mundo, y parece que Don Ernesto encontró el suyo.