Una familia rechaza 5 millones de dólares para quedarse con la casa: es la última casa que resiste a la especulación inmobiliaria
La casa es el lugar en el que cada uno de nosotros hemos crecido, un nido donde nos hemos sentido y nos sentimos seguros y donde conservamos todos los recuerdos ligados a nuestra infancia. Se trata de un lugar acogedor para la mayoría de nosotros y también un lugar del que nunca quisiéramos irnos. Lamentablemente, los tiempos cambian, los niños crecen y también los vecinos, cuyas caras nos resultaron tan familiares en un tiempo, se mudan a otro lugar. En las grandes ciudades, además, los cambios estructurales ocurren mucho más rápido y entonces es fácil encontrarse rodeados de nuevas casas y edificios que alguna vez dejaron espacio para el campo. En un mundo que siempre está en la vorágine del cambio, la familia Zammit representa un punto fijo: su casa y su entrada siguen siendo las mismas que siempre, a pesar de que todo a su alrededor cambió radicalmente con el tiempo.
via Twitter / Mr Pål Christiansen
Son años que la familia Zammit, residentes en el suburbiuo The Ponds, en Quakers Hill, al oeste de Sydney (Australia), sigue recibiendo ofertas de seis ceros para vender su casa y son años que la respuesta es siempre la misma: no. En esa zona, ahora gris y dominada por construcciones todas iguales y sin identidad, la casa de los Zammit se destaca a tal punto que algunos lo consideran "el castillo" del suburbio. Imaginen una gran casa con ladrillos colorados, desde la cual se extienden 200 metros de camino de entrada, rodeado por un hermoso césped verde inglés. El boom de la construcción no parece haber afectado en nada a la majestuosa casa de esta familia australiana, sin bien se modificó, con los años, el aspecto del barrio entero.
¿Saben cuál ha sido la oferta más alta para la compra de la casa que conocemos hasta ahora? Unos 5 millones de dólares. Una gran cifra que tentaría a cualquier persona y que fue ofrecida a los Zammit hace ya 10 años. Pero los Zammit parecen no tener la intención de ceder.
Se dice que su casa alcanzó, hoy, un valor total de 50 millones de dólares, pero también esta cifra no les hace la diferencia a ellos. El valor sentimental que los liga a esta casa, ahora el último ejemplo en ese suburbio de una arquitectura más tradicional y armoniosa, es definitivamente superior al dinero. En definitiva, todo el dinero del mundo no sería suficiente para comprar esa casa.
La casa de los Zammit representa el único espacio verde en The Ponds la última casa con ladrillos rojos en un barrio saturado de bloques de cemento gris con caminos sin salida.
Para aquellos que quieren comprar la casa y seguir construyendo en esa zona, los Zammit tienen solamente una respuesta: "¡Sigan soñando...!".
