Tiene tan solo $20 y escucha a sus 3 hijos orar a Dios por ayuda: encuentra una bolsa con dinero frente a su casa
¿Quién de ustedes cree en los milagros? Sara Moore Gruver, a pesar de ser religiosa, no creía que las oraciones de sus hijos serían escuchadas y que, regresando a su casa, encontraría una hermosa sorpresa precisamente delante de su puerta. Las probabilidades de que eso sucediera eran realmente pocas, sin embargo fue lo más hermoso para toda la familia en ese momento. Sara no tenía mucho dinero, al contrario, luego de haber pagado el alquiler, las facturas y haber hecho las compras, se había quedado con tan solo $20. Cuando sus hijos le pidieron que les comprara helado, la mujer claramente se negó: ese dinero podía servir para alguna emergencia antes que llegara el nuevo salario. No sabía que un "milagro" la esperaría en su casa.
Ningún padre quisiera negarle jamás un helado a sus hijos, pero Sara Moore Gruver, paramédica de Nueva York, no sabía cómo hacer para llegar a fin de mes con tan solo 20 dólares y desafortunadamente, no pudo comprarle helado a sus tres hijos. Para ella fue una decisión difícil, pero obligada. La desilusión de sus hijos fue grande, incluso porque, como pueden imaginar, no era la primera vez que estaban obligados a hacer sacrificios, pero a pesar de las protestas y carprichos, Sara no cedió: "No, lo lamento. Estoy con poco dinero y podría necesitar esos 20 dólares antes de que me paguen el sueldo. Tenemos mucha comida buena en casa, no tenemos necesidad de detenernos en la heladería".
En ese momento, los hijos se quedaron en silencio en el asiento del auto. Luego, Sara comenzó a escuchar susurros y palabras suspiradas: eran sus hijos que estaban orando. Orando para que Dios hiciera un milagro para su familia y le permitiera a su madre tener algo más de dinero, para que esa noche pudieran tomar helado.
Sara inmediatamente les dijo a sus hijos que, según ella, era una pérdida de tiempo: "Dios no dejará dinero en nuestra puerta para que puedan comprarse un helado. Está comprometido en este momento con los desastres naturales". Sin embargo, su hijo Josh, no quería creerle, porque según él Dios le había respondido con claridad: "No, Dios dijo que tendrás mucho dinero para el helado y también para darle a la gente involucrada en el desastre natural". Sara no insistió, pero una vez en su casa tuvo que cambiar de opinión: delante de su puerta principal, había una bolsa en el suelo. Sara la abrió y encontró un cheque a depositar de 123 dólares,- se trataba de un antiguo reembolso de sus gastos de la matrícula de la universidad.
Obviamente, para sus hijos, ¡la oración había funcionado! Ninguno de ellos se sorprendió, solamente Sara, que obviamente llevó a sus hijos a la heladería y luego, donó a la Cruz Roja parte de ese dinero.
A pesar de que no se trataba de una gran suma de dinero, Sana mantuvo la promesa y siguió las indicaciones que Dios le había dado a sus hijos. Además, es así cómo suceden los milagros y se difunden: el gesto de Sara se convertiría en "el milagro" de alguien más.
