Padres echan de la casa a su hijo adoptivo cuando llega uno propio: "ya no me querían"
Las adopciones siempre son un tema muy delicado y caminos difíciles de recorrer. En algunos casos, todo el proceso sigue un camino lineal y continuo, mientras que en otros las cosas se complican y particularmente para los niños, se abren capítulos difíciles de la propia existencia. Exactamente lo que le sucedió al joven del que estamos por hablarles.
Hoy en día es un joven de 30 años exitoso, pero su pasado no fue el mejor, sobre todo con lo que respecta a la esfera ligada a su adopción. Conozcamos juntos su historia.
via Karlos Dillar
Karlos Dillard es un brillante abogado y escritor que, antes de llegar a la fama, pasó por momentos muy difíciles. Uno de estos, que caracterizó la mayor parte de sus primeros años de vida, tiene que ver con el acogimiento y la adopción.
Nacido en Detroit de padres humildes, el protagonista de esta historia vivió malos momentos y traumáticos durante su infancia. La falta de dinero y de estabilidad favoreció al ingreso de Karlos y al de sus 4 hermanos al sistema de adopciones. Desde ahí, según lo que cuenta el joven en varias entrevistas, no hubo ni un solo momento de paz para él, al menos hasta cuando no alcanzó una edad madura.
"Fueron años muy duros para mi. Desde cuando los servicios sociales me tomaron bajo su custodia, fui confiado a unas 30 familias distintas.- cuenta Karlos- Yo era un niño particular, lo admito. Las vicisitudes de mi joven edad me habían creado traumas que repercutían en mi comportamiento y esto no fue fácil para muchos de mis padres adoptivos".
Los relatos del joven revelan todo el dolor que sentía y al mismo tiempo, la necesidad de encontrar un punto de apoyo, un salvavidas que detendría la vorágine en la que se encontraba. A los 8 años de edad parecía que ese punto de apoyo había llegado.
Una familia para él, dos padres listos para hacerse cargo de un niño desafortunado y darle todo el cariño necesario, lástima que las cosas no salieron del todo bien. Para la pareja de padres adoptivos la decisión se produjo tras un trauma vinculado a la imposibilidad de tener hijos. Esto, obviamente, repercutió en la relación con Karlos y favoreció a un comportamiento negativo hacia él. Comportamiento que empeoró cuando, algunos años después, la madre adoptiva logró concebir un hijo y se desprendió por completo de nuestro protagonista.
"A los 15 años me dijeron que ya no me querían y me echaron de la casa.- cuenta Karlos- Tenían a su hijo biológico y yo era gay, una ofensa para dos padres religiosos y conservadores. Entonces comencé nuevamente a deambular de una casa a otra y de un sillón al otro. Pero, a pesar de todo, no me rendí y seguí viviendo, estudiando y encontré poco a poco mi camino y a mi pareja Kristopher".
Gracias a la ayuda de su esposo, Karlos logró ponerse en contacto con la madre biológica y con sus hermanos. Todo lo que había vivido a lo largo de los años era debido también a los errores de su madre, pero lograron esclarecer todo y encontrar una serenidad que había desaparecido muchos años atrás. Sin embargo, lamentablemente, luego de unos años, la madre y la hermana fallecieron y él perdió por segunda vez a dos personas muy importantes. Pero, también en este caso, no se dejó desanimar, al contrario, hizo algo también por los demás.
Para evitar que otros niños pudieran vivir situaciones similares a las de él, recopiló sus memorias en un libro, Wards of the State: A Memoir of Foster Care, en el que habla de su experiencia y da sugerencias a futuros padres adoptivos sobre qué hacer o no con un niño en adopción.
"Para mi fue duro, pero quiero hablar para dar esperanzas e iluminar el camino de otros.- dijo Karlos- Espero que todos, asistentes sociales y padres adoptivos, entiendan que es fundamental en primer lugar escuchar a los niños. Son ellos quienes se encuentran en un momento de dificultad y sus palabras, sus comportamientos, no son otra cosa que pequeñas e inofensivos pedidos de ayuda que nunca deben ser subestimados".
Felicitaciones a la fuerza y a la valentía demostrada por este joven y, sobre todo, gracias por haber señalado lo importante que es nunca darse por vencido.