Vende la casa de los abuelos sin que ellos lo sepan y de repente los deja en la calle
La casa es el lugar donde cada uno de nosotros regresa luego de un día agotador de trabajo u otros compromisos. El nido en el que nos sentimos protegidos, cómodos y el cofre de tesoro que contiene todos nuestros recuerdos, sobre todo si hemos vivido allí durante muchos años. Mucha gente, sobre todo personas ancianas, nunca dejarían sus casas, pero los imprevistos están detrás de la esquina y no está dicho que las cosas siempre salen bien.
Lo saben bien los dos protagonistas de esta historia, una pareja de ancianos que, por culpa de un nieto, se quedaron sin un techo sobre sus cabezas. Descubramos juntos qué fue lo que sucedió.
via Go Fund Me
Hank y Helen Kawecki, de 88 y 87 años respectivamente, son una pareja de ancianos residentes en Thousand Oaks, California. Los dos fueron centro de una historia desagradable causada por uno de sus nietos. Dueños de una casa en la que vivían hacía más de 50 años, la pareja se vio obligada a dejarla de repente y sin ningún aviso previo. ¿Cómo fue posible? La causa fue una estafa puesta en marcha por su nieto.
Según sus relatos, Hank y Helen, dos años antes con respecto al episodio en cuestión, tenían la intención de pedir un préstamo al banco. Como eran ancianos y estaban jubilados, el nieto los había convencido de que nadie les daría un préstamo y que, por este motivo, se ocuparía él de todo. Única condición: los dos tendrían que dejar en sus manos la administración de la casa, probablemente para "usarla" como garantía.
Nuestros protagonistas, confiados, no pestañaron y aceptaron todas sus peticiones, lástima que detrás de su presunta bondad y disponibilidad, se escondía otra persona. El nieto, de hecho, había pedido tres préstamos y había hipotecado su casa. Al no poder pagar las cuotas y para evitar graves problemas, luego decidió vender el inmueble.
Los dos ancianos, lamentablemente, nunca se habían dado cuenta de nada porque, con varios trucos y sin ellos saberlo, el nieto había logrado hacer entrar tanto a los agentes de bienes raíces como a los futuros compradores. Todo salió a la luz luego y solamente gracias a los vecinos de la casa de Hank y Helen.
Doug Emerson y su esposa Linda conocían a los ancianos cónyuges desde cuando se habían mudado a su nueva casa. "Hank y Helen son las personas más simpáticas que conocemos- afirmó Doug- Un día vino una pareja desconocida a nuestra casa diciéndonos que eran los nuevos vecinos. En ese momento pensamos que algo no estaba bien y le avisamos a Helen y Hank."
Para los dos cónyuges fue un golpe duro y también la salud se resintió un poco. "Era nuestro nieto y hemos confiado en él, pero nos equivocamos - contaron en una entrevista - Nos ha engañado, hizo entrar en nuestra casa a los agentes inmobiliarios haciéndolos pasar por empleados del banco a los que les pedía el préstamo. Luego, un día, nos sacó de la casa con una excusa y fue en ese momento en el que los compradores entraron para verla antes de comprar".
Pixabay - Not the actual photo
Con el corazón roto y desmoralizados, afortunadamente los Kawecki no fueron abandonados: sus vecinos los ayudaron y siguen haciéndolo. "Para nosotros ha sido un placer acogerlos en casa - contó Emerson - Hemos descubierto la estafa y les avisamos, recomendándoles un abogado y reuniendo juntos todos los documentos necesarios para detener las fechorías del nieto. Lástima que no fue posible detener la venta y se encontraron de un momento a otro sin un techo sobre sus cabezas".
Así que los dos ancianos tuvieron que empacar todo y dejar en muy poco tiempo la casa donde siempre habían vivido. Por suerte, un grupo de exploradores los ayudó con el traslado y Emerson creó una recaudación de fondos en la web para recaudar la cifra que les permitiría tener una casa y seguir viviendo con dignidad. Muchos respondieron y se recaudaron unos 134.000 dólares, con la esperanza de alcanzar todavía una cifra más alta.
Mientras tanto, la policía continuó investigando sobre lo sucedido con el objetivo de esclarecer y darle al nieto el justo castigo por el acto innoble cometido a sus espaldas.
