Papá gay adopta a un niño autista: "no es fácil y soy soltero pero él me da toda la fuerza que necesito"
La llegada de un hijo es un acontecimiento que trastorna la vida de cualquier padre y es un regalo que no necesariamente tiene que tener un origen biológico. La adopción, de hecho, es uno de los gestos más generosos que una persona puede hacer en su vida: cambia el futuro de un niño que hasta entonces no ha tenido suerte, garantizándole el cuidado, la protección y un ambiente feliz que todos los más pequeños se merecen. El vínculo que se crea entre el hijo y el padre adoptivo es a veces realmente superior al simple intercambio de genes.
Es un ejemplo de esto Ruben, un hombre mexicano que tuvo que afrontar numerosos desafíos en su vida, pero que conoció la alegría más inmensa convirtiéndose en padre.
A los 7 años, Ruben se mudó desde México hacia los Estados Unidos con su familia: su viaje no fue para nada fácil, tuvo hasta incluso que cruzar un río de aguas heladas. Una vez que llegó a los Estados Unidos vivió con su familia en Texas en condiciones de pobreza. Las dificultades para Ruben no fueron solamente económicas: desde la adolescencia fue víctima de bullying debido a su homosexualidad y a su nacionalidad extranjera. A pesar de todo, se graduó y logró un gran puesto de trabajo con tan solo 29 años, festejando constantemente sus éxitos con la familia a su lado.
Una vez que se alcanzaron estos hitos importantes, Ruben comenzó a pensar que, para poder sentirse realmente completo y realizado, debía ser padre. Se dio cuenta que la adopción le proporcionaría un verdadero propósito en la vida del pequeño que criaría. Entonces comenzó su camino a los 33 años. Sabía cuáles obstáculos debería afrontar a lo largo del camino, particularmente equilibrar su trabajo con el deber de anteponer siempre las necesidades y los intereses de un niño a los suyos propios, pero no quería renunciar.
Conoció al pequeño Hector por primera vez en el 2017, un año después de haber comenzado el proceso de adopción y haber obtenido la ciudadanía estadounidense. En ese momento estaba perturbado y estresado debido a los largos procesos de solicitud y aprobación: era soltero, trabajaba a tiempo completo y no tenía parientes cercanos que lo ayudaran, su perfil no parecía adecuado para adoptar a un niño.
Hasta que llegó un guapísimo niño mexicano de 7 años que logró robarle el corazón desde el primer momento. Su relación fue inmediata: pasaron el día comiendo y jugando juntos. En ese momento Hector no hablaba - debido a su autismo - pero se limitaba a señalar las cosas. Quedaron todos sorprendidos por la felicidad con la que se unió a Ruben.
"No sé qué fue lo que sucedió, solo quería cuidarlo de inmediato", recordó Ruben sobre su primer encuentro. Lamentablemente no fue elegido. Pasó otro año antes de recibir una llamada que le cambió la vida: le propusieron hacerse cargo del pequeño niño mexicano que había conquistado su corazón y que hasta ese momento no había podido encontrar una familia adecuada para él.
A pesar de la alegría de recibir a un hijo, Ruben no tuvo reparos en admitir que tenía miedo de no ser capaz de cuidar a Hector. El pequeño no hablaba y tenía graves problemas de conducta. El hombre trató desde el comienzo apoyarlo, también con la ayuda de profesionales. Una noche se encontró sentado llorando en el piso de la cocina. Allí sucedió un pequeño milagro: Hector se le acercó y lo consoló con toda la simpatía posible, pronunciando una frase que quedará para siempre grabada en la mente de Ruben por el resto de su vida: "No te rindas, puedes hacerlo". Estas pocas palabras le dieron la voluntad de pelear junto al pequeño Hector.
El 14 de agosto de 2020 Ruben y Hector finalmente pudieron cumplir su sueño, convirtiéndose oficialmente en una maravillosa familia.