"Mi suegra se tatuó el nombre de nuestro hijo en el brazo, pero nosotros se lo queremos cambiar: ¿Cómo hacemos?"
Hay una cosa que suele poner en aprietos a las parejas que están por ser padres: la elección del nombre del niño que está por nacer. ¿Cómo encontrar el ideal? Hay quienes quieren uno original y poco conocido, quienes le gustan llamarlo como un abuelo o una abuelo, quienes eligen el de su actor preferido, o cantante o cualquier otro personaje famoso. En definitiva, el abanico de posibilidades es realmente amplio y a veces, se puede cambiar de idea con respecto a la primera opción, como sucedió en la historia que estamos por contarles.
En este caso, sin embargo, surgió un problema mayor: la abuela se hizo tatuar el nombre de su nieto en su brazo, sin saber que los padres tenían la intención de cambiarlo. Descubramos cómo fueron las cosas.
via Mumsnet
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La protagonista de la historia contó lo sucedido en una publicación en la comunidad de Mumsnet: "Mi esposo y yo nos convertimos en padres hace unas dos semanas- escribe la mujer- Hemos elegido el nombre, pero ahora no estamos tan seguros, el problema es que mi suegra se lo tatuó inmediatamente y ahora no sé cómo decírselo".
Un tema que no hay que subestimar, si pensamos que un tatuaje es, casi, para siempre. Completamente desestabilizada por esto, la autora de la publicación confesó que no sabía cómo decírselo a su suegra y sobre todo estaba mal con tan solo pensar en darle un disgusto. "No sabíamos nada de su intención y no hemos sido nosotros quienes le hemos dicho que lo haga. Es cierto, fue un gesto hermoso, pero ahora ya no estamos tan contentos con ese nombre y no sabemos cómo resolver la situación".
Muchos usuarios de la web han leído la historia y han escuchado su petición de ayuda y consejos. La mayoría le dijo que no se preocupara demasiado y que decida con total autonomía, para ellos, de hecho, no sería aceptable dejar el viejo nombre solo por ese tatuaje. Otros, en cambio, le aconsejaron que lo use como segundo nombre, para que puedan modificarlo y complacerles tanto a ellos como a la abuela. Haciendo de esta manera podrían agregar otro nombre, sin necesariamente anular el primero. Una sugerencia que, en efecto, no estaría tan mal.
Es cierto que la situación no es nada fácil y hay que razonar bien antes de decidir que decisión tomar, pero no podemos culpar a los dos padres si, luego de una larga evaluación, no consideran que el primer nombre es adecuado para su hijo.
¿Tú qué piensas?
