Acepta sus pelos y se deja crecer la barba: "aprendí a amarla y ahora me siento cómoda"
El placer por el cuidado del cuerpo y de uno mismo es algo que comparten muchas personas. Vamos a la peluquería, al esteticista, a los centros de belleza para estar en sintonía con nuestro físico y también para lucir bellos e interesantes para los ojos de los demás. Sin embargo, a menudo corremos el riesgo de sentirnos atrapados en un cliché y estándares bien precisos que son muy lejanos y a pesar de seguirlos de cualquier forma, simplemente no son para nosotros.
Es lo que le sucedió a la mujer de la que queremos hablarles. Durante años descontenta con sus pelos de más que le crecían en su rostro, trató por todos los medios quitárselos, pero luego decidió aceptarlos y comenzar a convivir con ellos. Descubramos su historia.
via The Sun
Dakota Cooke es una mujer de 30 años que vive en Las Vegas y después de mucho tiempo durante el cual trató de esconder el exceso de pelos que caracterizaban a su rostro, finalmente los aceptó. Una decisión que, según confiesta, la dejó mucho más tranquila y segura de sí misma, pero no siempre fue así.
"Comencé a darme cuenta del crecimiento excesivo de pelos en mi rostro cuando tenía tan solo 13 años- cuenta la mujer- No entendía de qué dependía, pero comencé a someterme a varios tratamientos para reducirlos. Inicialmente se trataba de un pelo color durazno, pero poco a poco se oscureció mucho y comencé a ir a la esteticista para depilarme. Lástima que la situación no cambió para nada, al contrario".
Según su relato, cada tratamiento, más o menos doloroso, era inútil y lo único que podía hacer para tener bajo control la situación era afeitarse. Una rutina que practicaba dos veces al día.
"Cuando tenía que ir al trabajo me afeitaba a la mañana y luego en la hora de almuerzo. No quería que me vieran los pelos, siempre estaban oscuros y no me parecía agradable"- esto al menos hasta cuando algo cambió. Luego de varias investigaciones a nivel médico con análisis, visitas al endocrinólogo y mucho más, Dakota se dio cuenta junto a los doctores que la única explicación plausible era que tuviera un trastorno de las glándulas suprarrenales, pero nadie pudo identificar una terapia definitiva para resolverlo. En ese momento las posibilidades eran dos: seguir afeitándose o optar por el crecimiento de la barba. La segunda solución prevaleció.
Un camino hacia la aceptación que tuvo origen también en un intercambio con un amigo de ella. Durante una fiesta a la cual ambos asistieron, la mujer se enteró que él trabajaba en un circo y que era todo muy interesante. Sin pensarlo demasiado, tuvo la idea de aprovechar su característica para crear un personaje. Así nació Dakota- la mujer barbuda.
"Inicialmente no ha sido fácil y era muy molesto dejarse crecer la barba- contó- Estaba ansiosa y avergonzada cuando alguien me sacaba fotos para el espectáculo, pero poco a poco aprendí a quererla y ahora estoy tranquila. De todo esto le debo agradecer también a mi familia y a mis amigos que siempre estuvieron a mi lado".
Es cierto, el hirsutismo no es un trastorno fácil con el cual convivir, pero Dakota logró el equilibrio en un camino largo y difícil y se convirtió en un ejemplo para quienes no logran aceptar las peculiaridades de su cuerpo, trabajan muy duro para cambiar, pero siempre quedan insatisfechos. También podríamos mirar nuestras fortalezas y debilidades de una manera pacífica, sin miedo a lo que puedan pensar los demás.
¿Tú que piensas?