Se vuelve adicta a los retoques estéticos para los labios: "Me hacen sentir más segura de mí misma"
En la época de las redes sociales es normal querer ser atractivos, por eso se usan los filtros para las fotos o se recurre a algún pequeño retoque estético para lucir siempre a la altura. Por ejemplo, desde hace algunos años está de moda someterse a los rellenos: se trata de inyecciones efectuadas con agujas muy sutiles para dejar los labios más carnosos y seductores.
Una joven mujer quedó tan fascinada con el resultado obtenido en su rostro que gastó más de 1.200 euros para mantenerlo así.
via DailyMail
Chanel Challacombe, de 22 años, de Kent, en Inglaterra, comenzó a someterse a este procedimiento desde que tenía 20 años y se hizo adicta desde la primera inyección. Ahora la estudiante de psicología se hace los retoques en los labios tres veces al año. Dijo que puede llegar a pagar hasta 350 euros por una sola sesión, una cifra superior a la que algunos individuos pagan de alquiler.
Sin embargo, también dijo que no se preocupa por el dinero porque un admirador suyo de más de cincuenta años, económicamente rico, no tiene problemas en pagar los tratamientos de belleza por ella. Chanel dijo que siempre tuvo una baja autoestima, sobre todo después de haber sido atormentada en la escuela por algunos matones, pero el retoque en los labios le devolvió un poco la confianza.
Sin embargo, numerosos usuarios la criticaron duramente por su aspecto y por el dinero invertido, pero la joven dijo que superó la dependencia del prejuicio de los demás y que quiere mantener su aspecto actual. También su familia está en su contra, pero a ella no le importa.
Cree que ha comenzado a recurrir al tratamiento como método de defensa. Su novio no estaba de acuerdo y cuando comenzó, se dejaron. Luego de la separación comenzó a rellenar cada vez más sus labios, convirtiéndose en adicta. En Inglaterra hay quienes proponen una ley que limite el exceso de los rellenos de labios solo a través de una receta médica, pero Chanel no está de acuerdo con esta decisión. "Tal prohibición podría empujar a un mayor número de personas hacia el mercado negro", explicó.
La joven es consciente de su adicción y por eso no aconseja a las demás chicas a someterse a tal procedimiento: "Cuando te lo dan, te sientes mucho mejor, pero cuando desaparece, te sientes mucho peor", confiesa.
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