Bebé nace con 100 tumores y tiene pocas posibilidades de sobrevivir: después de 18 meses desaparecen y se salvan

Tener un hijo es una emoción indescriptible. Quienes lo desean con fuerza y deciden emprender el camino de la paternidad, no quiere nada más que vivir una realidad tranquila y feliz junto a su hijo, que él tenga salud y que crezca fuerte y tranquilo. En muchos casos es así, pero hay también familias que deben enfrentar caminos sinuosos antes de poder llegar a un equilibrio.

Algo saben los esposos Young que, cuando nació su segunda hija Rachael, se enfrentaron a una terrible realidad: el cuerpecito de la pequeña estaba lleno de tumores y los médicos no le habían dado demasiadas esperanzas. Les contamos su historia.

via Mirror

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Katie y Simon Young viven en Bedford y son padres de dos maravillosos niños: Henry y Rachael. Esta última vivió una mala experiencia apenas llegó a este mundo. A pocas semanas de su nacimiento, de hecho, tuvo que comenzar con la quimioterapia en un hospital de Cambridge porque había nacido con una grave miofibratosis infantil, una rara patología por la que su diminuto cuerpo se vio afectado por 100 tumores. Cada órgano había sido tocado por la enfermedad y a pesar de que eran todos benignos, había que intentar lo imposible para darle una sola esperanza a la pequeña Rachael. Entonces, sin pensarlo demasiado, la mamá y el padre decidieron emprender un largo camino de tratamientos.

"Mi embarazo había sido sereno y tranquilo - contó la madre - Nunca había tenido ningún problema y nada sugería que algo anduviera mal. Luego cuando Rachael nació, los médicos nos comunicaron que sus condiciones no eran buenas y las probabilidades de supervivencia eran mínimas. Todo eso sobre todo porque nuestra bebé tenía una rara patología y los doctores que se ocupaban de ella no tenían casos para comparar con el suyo y decidir así que camino seguir".

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Enfrentar tratamientos invasivos no ha sido fácil para la pequeña y su físico no siempre reaccionó bien, pero luego de 18 meses sucedió lo que la misma madre Katie definió como un milagro. "El equipo del hospital no podía encontrar una explicación. Todos los tumores, pequeños y grandes, habían desaparecido y Rachael comenzó a vivir normalmente sin tener más problemas- explicó la mujer- Ciertamente, cada tres meses debe someterse a controles para verificar que no hayan recaídas, pero la situación parece estar controlada. Ha sido un verdadero milagro".

La pequeña Rachael luchó como pudo para ganar, demostró su gran fuerza de voluntad desde muy pequeña y esperemos que esta tenacidad pueda acompañarla siempre. A nosotros solo nos queda desearle una buena vida.