Todas las mañanas a las 5 este joven vende pan en la calle: "ayudo a mi madre a abrir su propia panadería"
Estamos acostumbrados a escuchar a padres que harían cualquier cosa para dar serenidad y alegría a un hijo. Hay personas que hacen grandes sacrificios y renuncian a muchas cosas para garantizarles un mejor futuro, pero, a veces, son también los hijos los que hacen lo mismo. Es cierto, es algo que sucede con menos frecuencia, y quizás, es precisamente por esta razón por la que quedamos sorprendidos y miramos a estos jóvenes con ojos llenos de admiración.
Daniel es uno de ellos porque, a pesar de la joven edad, las ganas de tener nuevas experiencias y divertirse, decidió dar prioridad a los deberes y quiso hacer algo especial para demostrarle a su madre el fuerte amor hacia ella.
Daniel es un chico de 18 años que todas las mañanas se despierta a las 5 para realizar un gesto de altruismo y de amor hacia una persona muy importante para él: su madre. La mujer, que trabaja en el sector de limpieza, siempre tuvo como sueño abrir una panadería propia. Un deseo que no pudo realizar porque su salario y la jubilación de su esposo no le permitían hacer grandes gastos. Consciente de todo esto, el hijo no fingió que no pasaba nada y no siguió viviendo como si esto no le incumbiera, sino que le tendió una mano a la persona que le había dado la vida.
Entonces, mientras los demás jóvenes se divertían, él puso el despertador todas las mañanas y salió alrededor de las 6 con un carrito lleno de pan hecho por su madre para venderlo y ahorrar el dinero necesario para abrir la actividad familiar. Un gesto de absoluto altruismo que conmovió a sus padres, a la madre en particular y también a quienes llegaron a conocerla.
"Mi objetivo es ayudar a mi madre y a darle lo que más desea: una panadería propia donde pueda expresarse lo mejor posible y hacer lo que quiere"- así Daniel describió sus acciones y su esfuerzo. Y gracias a todo eso, luego de un tiempo, la familia pudo comenzar a montar el negocio, ocupando un pequeño pedazo de terreno dentro de su propiedad.
El amor de un padre se da por sentado, lo sabemos bien y también el de un hijo, pero no está dicho que este último haga lo posible para demostrarlo y sobre todo que haga sacrificios para ayudar a quién lo trajo al mundo. Muchos jóvenes piensan que se les debe todo, al menos hasta cuando no logran la independencia, o que los padres son superhéroes sin problemas o incertidumbres. Pero no es así y quizás Daniel lo entendió, hasta el punto de optar por hacerle un regalo a su madre, regalándole la sonrisa más grande del mundo.
No podemos evitar desearle mucha suerte para el futuro.