Dos mujeres ancianas cuentan cómo fue ser adolescentes a finales del siglo XIX
Cuando se estudia historia, nos concentramos muchas veces en los acontecimientos y en las fechas, sin profundizar demasiado en el contexto social en el que se desarrollaron ciertas dinámicas. Y, sobre todo cuando se comienza a retroceder mucho con respecto a hoy en día, ya no nos preguntamos ciertas cosas. Por ejemplo, ¿ustedes alguna vez se preguntaron cómo debió haber sido la adolescencia para las mujeres del siglo XIX? La BBC encontró viejas entrevistas de los años '70, en las que dos señoras ancianas cuentan sus experiencias de jóvenes mujeres durante la época victoriana. Lo crean o no, ciertos problemas de hace un tiempo son los mismos de hoy, aunque ya no andemos a caballo y los carruajes se hayan transformado en autobuses.
Todos los adolescentes tienen la cabeza en las nubes, no son ni carne ni pescado pero ya se sienten adultos; su energía es abrumadora y la mayoría de los padres quisieran solamente superar este período de la manera menos dolorosa posible. Los contrastes con los padres están, de hecho, a la orden del día, incluso y sobre todo con lo que respecta al futuro prometedor que parece siempre estar por delante de cada hijo. En una entrevista de repertorio, Frances "Effy" Jones, una señora anciana inglesa, cuenta algunos episodios de su juventud, dando testimonio sobre cómo se vivía en la época victoriana para una mujer. A los 17 años, Frances fue animada por su hermano a echar un vistazo a una extraña máquina que acababan de comercializar: ¡la máquina de escribir! Frances se acostumbró a ir a la tienda a dónde la vendían y comenzó pronto a probarla en público: ¡era el comienzo de una nueva tendencia para las mujeres de esa época y ella era una absoluta protagonista!
La otra mujer que fue entrevistada fue Berta Ruck, a la cual le gustaba mucho dibujar cuando era más joven. Como todos los chicos de esa edad, Berta hacía los deberes con desgano y un día terminó en problemas luego de ser sorprendida dibujando en su cuaderno, en lugar de hacer los deberes. Berta sólo tenía el dibujo en su cabeza, motivo por el que fue a Londres para ir a una escuela de arte. Uno de los mayores problemas con respecto a los desplazamientos, en esa época, era el barro de la ciudad: ¡cuando Berta se tomaba "el autobús" se encontraba siempre con la falda cubierta de barro! Obviamente, por autobuses de la época nos referimos a carruajes tirados por caballos.
Parecen relatos de épocas muy lejanas y por eso le agradecemos a la BBC por haber redescubierto estos valiosos testimonios.