No quiero que mi suegra duerma en nuestra cama, pero mi marido no está de acuerdo conmigo: ¿me equivoco?"
Nuera y suegra: dos figuras que no siempre logran dialogar, sin embargo, si se tiene la suerte de estar de acuerdo, esto podría mostrarse como una de las relaciones más hermosas, casi a la par con aquella instaurada con los propios padres, pero si va mal, la relación podría tomar un camino muy difícil de tolerar.
Sabe algo la protagonista de esta historia que, no obstante al principio la buena relación con la madre de su marido, ha tenido una clase de queja con ella por un pedido un tanto excesivo. Veamos juntos de que cosa se trata.
via Reddit
La mujer en cuestión ha contado su historia en una publicación de Reddit donde pide consejos a los usuarios. "La madre de mi marido se mudó con nosotros hace casi una semana - escribe la autora - Debe restructurar la casa y nosotros la estamos albergando con gusto. Para hacer que esté cómoda hemos vaciado una habitación y en su interior le pusimos todo para que esté confortable: cama con estructura, tv, cortinas, ropero y cada tipo de accesorio necesario. La cosa la entusiasmó y quedó muy contenta". Lástima por lo que sucedió luego.
Un día, volviendo a casa del trabajo, la mujer entró a la habitación suya y encontró a la suegra acostada en su cama matrimonial durmiendo la siesta. Cuando se despertó, le dijo lo bien que había estado en su habitación, de como se había relajado allí al dormir por la tarde en vez de aquella que había sido destinada y estos elogios siguieron adelante por varios días. al final, le pidió al hijo y a la nuera poder hacer cada día su siesta allí, en vez de su cama.
"Cuando mi marido me dijo claramente que su pedido era ese y que él estaba de acuerdo, me negué rotundamente en aceptarlo - escribe esta mujer - Mi marido quedó resentido, me acusó de querer impedir a su madre sentirse a gusto en nuestra casa y me llamó egoísta. Yo respóndí sosteniendo que había sido recibida en el mejor de los modos y que había un espacio entero dedicado a ella donde moverse como prefería y hacer lo que quería, pero no le estaba bien".
No obstante ello, él no estuvo para nada de acuerdo con la mujer, tanto en decidir de no dirigirle más la palabra hasta cuando no haya cambiado de idea. ¿Pero es justo pretender que la propia pareja piense como nosotros, o es democrático aceptar también otro punto de vista? En el fondo la suegra no tenía un feo lugar y habría podido alegrarse sin pretender otra cosa, algo que han sostenido muchos usuarios de la web, los cuales se inclinaron de parte de la autora de la publicación.