Su jefe la despide porque se negó a llevarle el café: ella abre una nueva empresa y rechaza su candidatura
El trabajo perfecto no existe, o casi, dado que hay muchos aspectos que hay que considerar luego de ser contratados. Quizás el trabajo que habrá que realizar es el que uno siempre ha soñado, pero el ambiente laboral no corresponderá con las expectativas. Encontrarse con compañeros de trabajo o jefes con jefes con visiones distantes a las nuestras nunca es positivo, sobre todo si las distancias se convierten en una verdadera hostilidad. Sabe algo de esto Kathleen Martínez, una joven abogada que fue despedida injustamente por su empleador de trabajo. Afortunadamente, la lamentable historia se convirtió para ella en un momento de reflexión y renacimiento.
La abogada Kathleen Martinez trabajó durante un período limitado de tiempo en una oficina de abogados compuesta casi exclusivamente por hombres. Ella, como muchas otras, no está ligada absolutamente a viejas visiones que encuadran el trabajo de abogado como una prerrogativa puramente masculina, pero sus empleadores, evidentemente, no eran de esta opinión. En una oficina poblada por casi todos hombres, el jefe de trabajo de Kathleen pensó "bien" en pedirle a ella que prepare café. Kathleen, obviamente, se negó dado que la tarea no era definitivamente su trabajo. El jefe de todas maneras decidió tomar medidas contra Kathleen: la despidió alegando que no se adaptaba a la cultura conservadora de ese trabajo y por supuesto, porque se había negado a llevarle el café.
La mala experiencia ha sido para Kathleen más regeneradora de lo que se pueda imaginar: como se suele decir, "cerrada una puerta, se abre un portón" y aquí fue donde se abrieron inmediatamente nuevas oportunidades para la abogada, gracias sobre toda a una nueva confianza en sí misma. Kathleen de hecho abrió una empresa propia en donde todos sus empleados, especialmente las mujeres, se sientan cómodos. Consciente de la experiencia negativa que tuvo con el anterior estudio de abogados, la mujer quiso tener un ojo para el ambiente del trabajo, como debe ser.
"En mi empresa usamos lo que queremos, lo importante es saber realizar lo mejor posible el trabajo de cada uno" dijo la abogada, "Muchas veces usé ropa que no me reflejaba, luego me di cuenta que puedo vestirme como quiero y es algo que les enseñé también a mis colaboradores. Estoy muy contenta de que varios abogadas mujeres se hayan postulado para trabajar en mi oficina" concluyó satisfecha.
Además, la conciencia y la determinación de Kathleen sirvieron también para darle una lección de vida a su ex jefe, que la había despedido. El hombre en cuestión envió un currículum y presentó una solicitud en la nueva empresa dde la mujer. Kathleen, en ese momento, no perdió su seguridad y respondió irónicamente: "Es cierto, necesitamos a alguien que le prepare el café a las chicas". Una frase inocente, que redimió ampliamente Kathleen delante de su ex jefe, ¿no lo creen?
