Madre exhausta escribe una carta para pedirle a su esposo que la ayude con los hijos

Decidir traer al mundo un hijo tiene sus pros y sus contras, no hace falta negarlo. Más allá de la alegría por una nueva vida que nace y crecerá entre tus manos, un padre primerizo no puede dejar de pensar en los aspectos prácticos y diarios con respecto al cuidado del pequeño. Aquí, por lo tanto, la felicidad a veces puede dejar espacio al cansancio, al miedo de no poder gestionar todo y eclipsar la belleza del momento. Si son dos, en cambio, y no es solo uno de los padres quien se hace cargo de las tareas relacionadas con el recién nacido, todo puede ser más sencillo.

Es precisamente lo que intentó transmitirle a su esposo la mujer de la cual queremos hablarles. Una madre que, cansada y exhausta sobre todo de la falta de sueño, decidió poner por escrito su problema y hacerlo partícipe a su esposo.

via Good

Celeste Yvonne es una escritora y una madre que se hizo famosa por haber hecho una carta que escribió para su esposo. En las numerosas líneas que la componen, la mujer se dirige a su esposo y no hace más que enviarle una señal de ayuda. Madre de 2 niños, trabajadora e incansable ama de casa, llegó a tal punto de quiebre que decidió pedir un mayor apoyo.

"Hola esposo, necesito más ayuda -dice en la carta- Lo de la otra noche fue muy duro: necesitaba dormir, pero nuestro hijo seguía llorando. Lo había dejado a tu cuidado, sin embargo sentía que no podía parar, hasta que, sin decirme ni una palabra, decidiste llevarlo a la habitación, donde yo intentaba descansar, lo pusiste en la cuna y te marchaste, dejando aún, una vez más, a mí la carga de tranquilizarlo".

Un gesto por el que la mujer decidió hablar - o mejor aún, escribir en este caso, acción en la cual se sintió más tranquila - para evitar que se produzca una incomunicación total entre ella y su pareja. No hablaba solo del descanso, en su mensaje había una solicitud general de ayuda, también respeto a las cosas prácticas para hacer durante el día. Seguir al niño apenas se despierta, acompañarlo al baño, prepararlo y armar las cosas útiles para la escuela: todas acciones que, en la mayoría de los casos, son casi un "deber" materno.

"Si me aydas, puedo tomarme un momento para mí - escribe Celeste- Puedo beber una taza de café, preparar el almuerzo para todos más tranquila, tengo la necesidad de tener incluso algunas horas para mí durante el fin de semana, para que pueda volver a recuperar mi vida y sentirme aún una persona. Y además -continúa- quisiera un poco de reconocimiento de tu parte. Mira lo que hago y agradéceme cada tanto, lo necesito. Mi solicitud de apoyo es impostergable: si continúo así, tarde o temprano colapsaré y será un problema para todos nosotros".

Palabras sentidas que el esposo de la escritora nunca ha leído, pero que discutieron ampliamente en persona. Después de su desahogo, las cosas tomaron un giro distinto y todo estuvo bien. Pero Celeste, una vez asentada su familia, decidió ayudar a otras personas que se encuentran en su misma situación. Compartió estas líneas y las explicó.

Para ella hablar, confrontarse, no quedarse con todo adentro y solicitar una ayuda sin el miedo a ser vista como frágil, es el único camino a seguir. Solamente así se pueden realmente salvar las relaciones.

Celeste lo logró y esta a disposición de cualquier persona que necesite ayuda, consejos o desahogarse con respecto a lo que más lo atormenta, especialmente en el proceso de crianza.