Persona ciega no se da cuenta de las malas condiciones de su casa: vecinos deciden arreglarla
Tener una discapacidad, en algunos casos, puede crear inconvenientes y poner a prueba la existencia de las personas. Se tiene la sensación de estar derrotados, amargados y puede suceder que no te sientas capaz de seguir adelante. Todo eso se alivia cuando se está rodeado de personas maravillosas, que aprovechan el momento adecuado para hacer algo especial.
Exactamente es lo que le sucedió a la protagonista de esta historia. Una persona ciega que, sin ni siquiera imaginarlo, tuvo una demostración de gran cariño por parte de perfectos desconocidos. Les contamos sobre ella.
via CBS Sacramento
Faye Abbas es una mujer de Woodland, California, que vive en la misma casa desde hace 30 años, 1992. La señora, lamentablemente, es ciega y, a pesar de que esto jamás le impidió seguir adelante, conocer personas y trabajar como maestra de canto y piano, la discapacidad le impedía darse cuenta que su casa estaba envejeciendo. Detalle que, sin embargo, no se les escapó a sus vecinos.
El primero en darse cuenta que se necesitaba hacer algo para darle una mano, ha sido Paul Bridge. El hombre veía todos los días la casa de la mujer y sabía que el tiempo la estaba lentamente deteriorando y que era necesario intervenir para prevenir futuros problemas. Es por eso, entonces, que la voz comenzó a circular y muchas personas de su barrio se pusieron a disposición para remodelar la pequeña vivienda.
YouTube/screenshot - CBS Sacramento
La casa no necesitaba sólo un repintado, sino verdaderos trabajos de refuerzo que requerían tiempo y dinero. Esto, aparentemente, no asustó a los vecinos y no se echaron atrás. Además de poner a disposición sus finanzas, también hubieron quienes pensaron en crear específicamente una recaudación de fondos. Aquí nació el proyecto GoFundMe "Repara la casa de Faye", destinado a recaudar 10.000 dólares.
En la presentación de la recaudación, la mujer fue descrita de esta manera: "Faye es una anciana señora ciega, es muy cariñosa, altruista y amistosa. Vive sola y trabaja como maestra, pero su casa está en pésimas condiciones y nosotros, como comunidad, queremos ayudarla a arreglarla y a pintarla".
La amabilidad y la disponibilidad de personas en su mayor parte desconocidas ha sorprendido a la mujer y la emocionó profundamente. Agradeció mucho a quienes pensaron en ella y a quienes se han puesto a disposición, comprometiendo parte de su tiempo para dedicárselo a ella y hacerla sentir bien. Sin contar que la señora también tuvo la posibilidad de expresar algún pequeño deseo, como el de pintar la puerta de ingreso de rosa.
"Me encanta el rosa y me gusta la puerta pintada de esta manera -dijo la mujer- No puedo verla, es verdad, pero me gusta la sensación que emana. Los colores son también esto".
No podemos estar más que de acuerdo con ella y felicitar a las maravillosas personas que estuvieron a su lado y que, sin pretender nada a cambio, han realizado una acción llena de amor y de altruismo. ¡Tomemos ejemplo!