"Tuve que esperar cumplir 114 años para tener una casa propia: al final he cumplido mi sueño"
A veces se dice que con la edad hay que abandonar los sueños y disfrutar solamente lo que tenemos, pero no es tan cierto. Hay personas que dedican su vida entera a perseguir un deseo y aunque con mucho esfuerzo, harán todo lo posible para verlo realizado. Por ejemplo, hay hombres y mujeres que se imaginan durante años poder tener una casa propia, un refugio al cual regresar y sentirse protegidos, pero por varias razones no logran materializarlo.
Los imprevistos y los obstáculos de nuestra existencia pueden ser muchos y comprar una casa no siempre es lo más fácil de hacer, lo importante, sin embargo, como en cualquier cosa, es no dejarse desanimar y creer que todo es posible. Es un gran ejemplo la mujer de 114 años de la cual queremos hablarles. Una mujer anciana, cansada, pero al mismo tiempo vital y obstinada que logró cumplir su sueño del cajón y ha conmovido a toda la web. Les contamos sobre ella.
via Ap Noticias
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María Lopes da Silva es una amable señora que vive en Recife, Brasil y que ha emocionado a muchos usuarios que se enteraron de su historia por su terquedad y tenacidad que demostró tener. Nacida a comienzos del '900, esta mujer siempre había soñado con tener un techo propio sobre su cabeza, pero nunca lo había logrado, por varios motivos, hacerlo realidad. Los años pasaban entre trabajo, las tareas de la vida y alegrías, pero el deseo permanecía allí, encerrado en un cajón, pero nunca realmente olvidado.
¿Qué sucede cuando se quiere fuertemente que algo suceda? Que, tarde o temprano, el destino -si así queremos llamarlo- nos hará un regalo inesperado y para ella ha sido así. "He trabajado toda la vida -contó la mujer de 114 años- He cambiado varios trabajos y nunca he renunciado a tener un techo propio". Y al final, lo logró en su intento.
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Cuando María recibió la noticia que la casa en la que vivía desde hacía tiempo sería suya, no pudo contener la emoción y ni siquiera algunas lágrimas de alegría. Como ella y su hija Elza María, también otras familias tuvieron la misma posibilidad en la ciudad de Recife, convirtiéndose en dueñas de las viviendas en las cuales vivían.
Una historia feliz y hermosa que nos llena el corazón de alegría y que nos enseña algo muy importante: los sueños son, a menudo, el motor de la vida. No podríamos prescindir de ellos y verlos realizados, es lo más hermoso que nos puede suceder a cada uno de nosotros. Y aparentemente, nunca es demasiado tarde para cumplirlos, María nos enseña eso.