Maestra decide adoptar a una de sus alumnas: "quería que se convirtiera en parte de nuestra familia"
Emprender el camino de la adopción no es fácil y hay que sentirse capaces de afrontar todos los pro y los contras que ello conlleva. Hay parejas que deciden hacerlo por "necesidad" y quienes eligen dar una segunda oportunidad de vida a un niño, aunque no tengan ninguna dificultad. Lo importante es ser conscientes de la decisión que se está por hacer y comprometerse para darle al pequeño recién llegado todo el amor posible.
Exactamente fue eso lo que hizo la protagonista de esta historia junto a su esposo. Les contamos su emocionante historia.
Miriam Coronel y su esposo Néstor Marchese se casaron en el 2011 y viven en San Andrés de Giles, un pueblo de Buenos Aires. Siempre habían soñado con tener un hijo, pero algunas dificultades impedían que esto sucediera naturalmente. Por eso, entonces, pensaron en la adopción y emprendieron este viaje.
Los primeros dos hijos en llegar a la familia fueron Ian y Lolo. Según el relato de esta madre, la relación entre ellos no siempre ha sido fácil y las discusiones estaban detrás de la esquina, listas para salir a la luz. Sin embargo, poco a poco, con mucha paciencia y fuerza de voluntad, los dos nuevos padres afrontaron cada pequeño obstáculo y los superaron. Haciendo de esta manera crearon el núcleo sereno que tanto deseaban, sin saber que dentro de poco, sucedería algo maravilloso.
Miriam, que trabaja como docente, conoció a Camila y todo cambió. "La joven tenía 16 años y buscaba una estabilidad -contó la mujer- Vivía en una casa de familia y me contaron que el intento anterior con una pareja que la había acogido, no había ido bien. Inmediatamente me di cuenta que debía hacer algo. Hablé con Néstor -continuó- y decidimos adoptar también a Camila".
Un nuevo camino para la pareja y un nuevo futuro para la joven. Es cierto, esta vez no fueron solamente ellos quienes decidieron, sino que en el proceso también estuvieron involucrados sus otros dos hijos. Ambos demostraron una gran madurez e inmediatamente se mostraron disponibles para recibir a la joven que, según su punto de vista, ya era demasiado grande para que alguna familia decidiera adoptarla. Un altruismo muy fuerte, que hizo honor a los dos jóvenes y enorgulleció a los padres.
Después de varias vicisitudes burocráticas, Camila se convirtió en la quinta pieza de la familia y completó un círculo que, evidentemente, aún no se había cerrado para que la felicidad fuera alcanzada. Todos los días, según el relato de Miriam, no son fáciles de afrontar, pero está todo el esfuerzo para que los chicos estén bien y establezcan la mejor relación posible.
Y como no siempre es fácil afrontar una adopción, la mujer decidió abrir un blog en la que habla de su experiencia y gracias a la cual, quisiera ayudar y dar consejos a quienes tienen dificultades al respecto. Después de todo, también para ella y para su esposo ha sido así, pero eso no le ha impedido tener la familia que soñaban y esperamos que puedan ser cada día más felices.