Se conocieron hace 75 años en un barco con destino a Estados Unidos y se hicieron amigas: hoy se reencuentran
Algunas personas dejan una huella tan evidente en nuestra vida que no las olvidamos jamás, independientemente de cuánto tiempo haya pasado desde la última vez que hemos hablado con ellas o del breve período en el que las conocimos. Si tenemos suerte, logramos encontrarlas después de algunos años, o décadas, y cuando sucede parece que el tiempo nunca ha pasado. Sin embargo, es definitivamente extraño reencontrarse con una amiga de la infancia de hace 75 años, pero no imposible: es exactamente lo que le sucedió a Lena y Yolanda, dos italianas inmigrantes en los Estados Unidos.
via Goodnewsnetwork
G. Eric and Edith Matson Wikimedia - Photograph Collection, American Colony (Jerusalem)
Las dos amigas se reunieron después de tres cuartos de siglo, después de conocerse por primera vez de jóvenes durante el viaje hacia los Estados Unidos en abril de 1947 y a bordo de Saturnia, un barco que navegaba hacia la Isla Ellis. Lena y Yolanda se unieron tanto durante el trayecto que, décadas después, el hijo más joven de Lena, Steve, comenzó a hacer búsquedas sobre el viaje transatlántico de su madre y recordó inmediatamente el nombre de su compañera de navegación: la mujer había hablado de ella a sus hijos y a sus nietos durante todos estos años.
Steve encontró en la web el registro del barco, que fue de gran ayuda para localizar a la amiga de su madre. Al final, de hecho, logró encontrarla y descubrió que Yolanda vivía a tan solo dos horas y media de distancia de su amiga de la infancia. Steve logró conseguir el número de teléfono de Yolanda y le dejó un mensaje de voz explicándole que su amiga de la infancia quería ponerse en contacto con ella.
Apenas escuchó el mensaje, Yolanda le pidió a su hijo Rich que la acompañe desde su casa de Wirton, en Virginia Oeste, hasta la casa de Lena en Meadville, Pennsylvania. Pocos días después, las dos amigas finalmente se reunieron y se abrazaron entre lágrimas de alegría.
Las dos recordaron recuerdos de su viaje, que incluian sentimientos maravillosos y asombro por cómo sería el Nuevo Mundo: "Yolanda ha sido el rostro y el nombre que fue sinónimo de mi transición de una vida a la otra", comentó Lena. "Solo por este motivo nunca podría haberla olvidado. Ahora que nos reunimos, estoy aún más agradecida de llamarla amiga y de haber tenido la posibilidad de compartir nuestras historias". Después del encuentro, las dos amigas se intercambiaron los contactos y decidieron cultivar su amistad viéndose regularmente.