Niño siempre ha soñado con un hermanito: la alegría es infinita cuando finalmente puede abrazarlo
Los niños son lo más puro y espontáneo que existe: la mayoría de las veces muchos de ellos miran al mundo con ojos curiosos y confían totalmente en la guía de sus padres, disfrutando los pequeños vicios que llegan también de los abuelos y tíos. Muchos de ellos, de hecho, dicen que quieren un juego nuevo como regalo o una mascota para tener compañía, otros deciden "exagerar" un poco pidiendo montañas de juguetes o videojuegos, pero no el pequeño Mikey, de tan solo seis años, él solo quería un hermanito y de la forma más madura que pueda existir: era consciente de que su vida sería mejor con un hermano a su lado.
via People
La suya se había convertido en una idea fija muy tierna: le pedía siempre a sus padres que le regalaran un hermanito y mientras organizaba eventos y reservava actividades y juegos para compartir, como los disfraces de Halloween coordinados, la noche de dibujos animados, los jueves de tacos y así sucesivamente. Estaba listo para convertirse en un perfecto hermano mayor: "una vez hasta incluso insistió en que su madre comiera las alas de pollo para que su hermano tenga el mismo color de cabello pelirrojo", comentó Michael, su papá.
Él y su esposa Jessica hicieron todo lo posible, pero se encontraron con algunas dificultades: esto los llevó a ser honestos con Mikey explicándole que no era tan fácil tener un hermano y que existía la posibilidad que su deseo no pueda cumplirse. El pequeño Mikey fue increíblemente comprensivo. Permaneció un poco en silencio reflexionando e inmediatamente después tranquilizó a sus padres diciendo que no había problema, porque aún tenía a su perro, Dillinger. Fue un gesto tan dulce y maduro que consoló los corazones de toda la familia.
Pocas semanas después de esa pequeña charla, Jessica descubrió que estaba embarazada. Los padres estaban muy contentos, pero Mikey lloró literalmente de alegría, expresando todo su entusiasmo por la llegada del hermano tan deseado. El nacimiento del pequeño Jake fue un poco complicado, pero al final todo salió bien, solo que el recién nacido necesitaba mucho contacto piel con piel.
Tan pronto como lo vio, Mikey extendió su mano para abrazar a su hermano, sin dudarlo. Las primeras semanas de vida de Jake fueron caracterizadas por cálidos abrazos de su hermano mayor. Aunque fueron días complicados, el pequeño Jake debía considerarse extremadamente afortunado: crecerá al lado de un hermano mayor preparado para protegerlo y ser su mejor amigo.