Un hombre ve a un padre trabajar en el semáforo con su hija y se moviliza para cambiar sus vidas
No siempre nos detenemos a pensar cuáles y cuántas son las fortunas que tenemos en conducir nuestra existencia. La mayoría de nosotros tiene una vida "normal" y no debemos ciertamente luchar todos los días para sobrevivir.
Pero no es así para todos: tener un techo sobre nuestra cabeza o comida en la mesa pueden también ser lujos, para todos aquellos que viven una vida menos afortunada que la nuestra. Es el caso de los protagonistas de esta historia, que vivían en una situación muy difícil a nivel económico, hasta que conocieron a un alma generosa que decidió ayudarlos.
via www.lavoz.com
La conmovedora historia de hoy cuenta cómo el destino es impredescible, pero también como se necesita muy poco para que las cosas tomen un giro diferente. Alvaro Romero es un hombre como muchos, aparentemente un individuo que forma parte de la clase media: una casa, un buen trabajo, amigos y familia.
La vida de Alvaro, sin embargo, dio un vuelco por un encuentro con otro hombre: de camino hacia su trabajo, Alvaro, había visto a un joven que estaba en un cruce peatonal esperando el "semáforo en rojo" para poder comenzar con su humilde trabajo. Mauro, este es el nombre del joven, limpiaba los parabrisas de los autos por algunas monedas. Pero lo que realmente impactó a Alvaro fue ver a la hija de Mauro: una niña de 6 años que se encontraba en el borde de la acera, cerca de donde trabajaba su padre y aquí, sentada en el piso, hacía los deberes de la escuela. Pero las dificultades del pobre Mauro no terminaban aquí y Alvaro las descubriría poco después.
Mauro de hecho hacía ese trabajo, junto a otros pequeños trabajos ocasionales, desde hacía cuatro años: debía mantenerse a sí mismo, a su esposa y a sus DOS hijos. El hombre también estaba obligado a llevarse con él a su hija mayor, después de que terminara la escuela, a la calle, porque en su pequeña casa también vivía su suegro que no podía cuidar a la pequeña.
Alvaro entonces decidió tomar una foto de Mauro y de su hija intentando hacer la tarea e hizo una petición en Facebook en la que pedía ayuda para los dos: "no sé cómo se llama, lo conozco porque lo vi en la calle trabajando. Aquí lo pueden ver trabajar mientras su hija hace los deberes. Esta jovencita merece mucho más, tiene derecho a otras oportunidades. Ayudémoslos, gracias". La publicación fue compartida por muchos usuarios y llegó a Agustín que se interesó directamente en esta historia y fue a conocer personalmente a Mauro.
Agustín le ofreció un puesto de trabajo permanente como albañil a Alvaro, anticipándole una mensualidad y así el joven pudo mudarse a otra casa donde finalmente sus hijos pueden jugar y estudiar seguros. Una hermosa historia con un dulce final.
En este punto, nos preguntamos si cada uno de nosotros hace lo suficiente por los demás. Esta historia nos enseña que se necesita realmente poco para poder hacer más: conocer mejor a quienes están a nuestro alrededor, mirarnos y observar cuidadosamente podría hacer la diferencia.
