Con 85 años este viudo todavía trabaja para mantener a sus nietos: un encuentro casual le cambia la vida
Muchas personas imaginan poder llegar a la codiciada edad de la jubilación y disfrutar un poco el merecido descanso, quizás acompañado de su pareja, pero desafortunadamente a veces el destino sabe ser realmente injusto. Lo sabe bien el señor Wendall Gill de Lexington, Kentucky, de los Estados Unidos. Él y su esposa estuvieron casados 63 años y estaban juntos desde cuando eran adolescentes.
El hombre trabaja en un McDonald's de la ciudad desde hace 44 años y durante un día libre decidió desayunar con su esposa en el restaurante donde trabajaba. Mientras su pedido se preparaba, Della le dijo a su esposo que iba a ir al baño. Al no verla regresar y después de esperar un largo tiempo, Wendall decidió verificar lo que estaba sucediendo.
via People
Della, de 83 años, se descompuso: fue trasladada de urgencia al hospital, pero esto no la salvó de su destino y falleció unos días después, dejando a Wendall con el corazón en pedazos. En lugar de tomarse un descanso del trabajo para llorar y homenajear la memoria de su esposa, el hombre continuó con sus tareas de camarero y conserje. Era desgarrador verlo así, pero no podía permitirse dejar el trabajo.
Wendall debía cuidar a dos nietos con necesidades especiales que él y Della habían adoptado años atrás: John Columbia, de 33 años y Justin Gill, de 20 años. Un mes después del adiós de Della, Wendall se encontró con un viejo amigo y ex empleado de McDonald's, Todd Oldfield, que se detuvo en el restaurante de comida rápida para un almuerzo. Los dos se conocieron hace décadas, cuando Todd tuvo su primer trabajo.
Al enterarse de lo sucedido, Todd -que se había convertido en asesor financiero- decidió hacer algo para ayudar a su amigo, entonces contó su historia en las redes sociales y abrió una recaudación de fondos en internet: "Wendall está devastado, completamente vacío. Debe seguir trabajando en ese restaurante, ir a este baño y limpiarlo todos los días. No tiene dinero, pero debe seguir adelante...tiene que ser fuerte", escribió en la página de crowdfunding.
En muy poco tiempo los usuarios lograron recaudar la importante cifra de 75.000 dólares: Wendal se sintió abrumado por la gratitud de su amigo Todd y a todas las personas que habían ayudado a darle a él y a sus nietos un respiro. Pero no terminó aquí: para que Wendall se sienta menos solo y apreciado por el esfuerzo realizado en todas estas décadas, Todd decidió organizar una "fiesta de agradecimiento" en una iglesa cerca del McDonald's. El hombre recibió abrazos y palabras de aliento de amigos, familiares y desconocidos: "No tengo palabras para agradecer a Todd y a todos ustedes por la enorme demostración de afecto y ayuda. No los olvidaré jamás", comentó.
El destino no nos reserva siempre momentos felices, es verdad, pero a menudo sabe cómo devolvernos la sonrisa, quizás poniendo en nuestro camino a personas especiales, precisamente como en este caso.
