Cumple el último deseo de su hijo: "me aseguré de que naciera su bebé"
Ser padre es fuente de grandes sacrificios y responsabilidades, sobre todo en los primeros años de vida de un hijo. Al crecer la relación se fortalece, quizás sufre una ligera inflexión durante la edad de la independencia y de los cambios, la adolescencia, pero luego volvemos a estar unidos.
La madre protagonista de esta historia tenía una relación especial con su hijo: incluso cuando él se volvió un hombre adulto, los dos eran prácticamente inseparables, les encantaba pasar su tiempo juntos y compartir cualquier cosa. Entonces, la mujer, en un momento realmente difícil y oscuro para su hijo, decidió tomar una conmovedora decisión para complacerlo.
via Cnn
Ana Obregón era "única" con su hijo, Aless. Lamentablemente la hermosa relación y su entera existencia fue trastocada por la noticia de la enfermedad de Aless. La madre estuvo a su lado siempre. En cada instante, haciendo por él todo lo que estaba a su alcance. El joven pasó de hecho por un "buen período" a pesar de todo. Lamentablemente Aless falleció rápidamente a los 27 años.
Su madre quedó profundamente afectada por esa pérdida tan querida para ella, como es normal que sea. Sin embargo, decidió no desanimarse y luchó en varios frentes en paralelo para recordar a su hijo de la mejor manera, comenzando con el último deseo de su hijo. Aless quería tener un heredero, una descendencia. A pesar de su fallecimiento esto aún era factible, difícil, pero no imposible. Entonces Ana hizo lo que era necesario.
Encontró una madre sustituta: los médicos, ante los malos diagnósticos de la enfermedad de Aless, le habían aconsejado al hombre que conserve parte de su esperma en vista de posibles tratamiento que podrían, en un futuro, comprometer a su fertilidad. Y él lo hizo. En el testamento luego había dejado bien en claro que como su última voluntad hubiera querido tener una descendencia.
Entonces, luego de varias batallas legales y burocráticas, Ana logró obtener los permisos necesarios para que el esperma de su hijo fuera usado para un embarazo subrogado.
Ana ahora, precisamente como hace años acunaba a Aless, ahora tiene en sus brazos a la pequeña Ana Sandra Lecquio Obregón, su dulce nieta, fruto de la unión de su hijo fallecido y una mujer. Pero hay más.
La voluntad de Aless se cumplió y tiene un rostro, un nombre, una voz.
Su madre fue aún más lejos para honrar la memoria de su amado hijo: abrió un establecimiento para ofrecer apoyo y realizar investigaciones para esas personas que fueron afectadas a su vez por esa mala enfermedad: ¡la fundación Aless Lequio!
El amor no tiene límites y el de una madre para un hijo es el más fuerte que existe en el mundo: es capaz de derrumbar cualquier obstáculo, hasta incluso eludir una existencia que ya no está. A nosotros nos gusta pensar que Aless está, a través de su hija, nuevamente entre los brazos de su madre.