Vende perritos calientes en la calle sin permiso: vecinos llaman a la policía para que deje de hacerlo
Como adultos, tenemos la responsabilidad de apoyar y estimular a los jóvenes que tienen grandes aspiraciones, pero un joven emprendedor estaba por ver su pequeño sueño hacerse pedazos. Jaequan Faulkner, un joven de 13 años de Minneapolis, Estados Unidos, abrió un negocio de venta de perritos calientes delante de su casa: quería comprarse ropa nueva con su dinero, sin pedirle a sus padres.
Su puesto, Mr. Faulkner's Old Fashioned Hotdogs, fue un gran éxito, sobre todo después de que los agentes de Bike Cops for Kids hablaron en las redes sociales, pero alguien presentó la denuncia contra el joven, acusándolo de no tener el permiso para vender perritos calientes.
via CNN
En lugar de cerrar su quiosco, los funcionaron de la ciudad decidieron ayudarlo a regularizar su situación. "Hemos pensado: 'No podemos hacer simplemente que deje de vender como lo haríamos con un vendedor abusivo'. Podemos ayudarlo a obtener el permiso", explicó Dan Huff, el director de la salud ambiental de Minneapolis: "Entonces colaboramos con el personal del departamento de salud para que el joven obtenga el permiso de 87 dólares por 10 días".
Le proporcionaron un toldo para que tenga sombra, un lugar para el lavado de manos y termómetros para la carne, para asegurarse que los perritos calientes estuvieran bien cocidos y que su quiosco estuviera en regla. Pero no fue la única ayuda que recibió. La comunidad local quiso ayudarlo también de otra forma: Jaequan asistió a cursos gratuitos de seguridad alimentaria y gestión empresarial ofrecidos por algunas organizaciones locales. También le regalaron una plancha nueva y una camiseta con el logo de su puesto. El joven tiene la intención de seguir vendiendo perritos calientes también después del descanso de la escuela y hacer que crezca su negocio en el futuro. Expresó su gratitud hacia todos aquellos que lo ayudaron y animaron.
Jaequan recibió también asistencia de Northside Economic Opportunity Network, una organización sin fines de lucro que apoya a los "emprendedores desfavorecidos" de la comunidad. Con Jaequan, afrontaron temas comerciales de base como los precios, el marketing y financiación
"Me gusta la cocina y la gente. Veo gente pasar con caras oscuras. Yo sonrío y luego veo que sonríen también ellos. Hice feliz a alguien vendiéndole un perrito caliente", contó Jaequan. Los funcionarios de la ciudad le demostraron a Jaequan que una comunidad no es solamente un lugar, sino un conjunto de personas que se animan y se ayudan mutuamente, sin ningún prejuicio.