Repartidor de pizza salva de que muera congelada una niña de 3 años
Durante tu trabajo pueden suceder todo tipo de cosas, forma parte del "juego". Un día tus tareas "van bien" y sin contratiempos, otro día, en cambio, te encuentras luchando con problemas de conexión incluso con dispositivos que no son electrónicos: cuando algo debe salir mal simplemente sucede y casi "trasciende lo posible". De cualquier forma, son solamente "días malos", mientras que la mayor parte de las semanas laborales son una mera rutina notable.
Les garantizamos que lo que le ha sucedido a la protagonista de esta historia es un evento único que difícilmente puede suceder dos veces en el lapso de una vida entera.
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twentysixcats/Flickr - Not the actual photo
Todo sucedió en el lapso de unas pocas horas. En una fría y húmeda noche en Michigan, una niña de tan solo 3 años había logrado, de alguna manera, escaparse de su habitación y posteriormente había encontrado la forma de salir directamente hacia afuera, a la calle. La pequeña estaba husmeando en los estacionamientos de Grand Rapids, curiosa de quién sabe qué. Sus padres no se habían dado cuenta de nada.
La pequeña avanzaba asustada y sobre todo con frío: solamente tenía una camiseta liviana, su pañal y un par de medias cortas.
Afortunadamente un hombre estaba realizando su trabajo y notó esa presencia "anómala" por el rabillo del ojo.
Gabe Botello estaba entregando pizzas precisamente en ese vecindario y acababa de terminar una "entrega" a bordo de su automóvil. Solamente por un instante le pareció ver la silueta de un bebé gateando en la oscuridad de la calle.
Entonces, como buen padre de 7 hijos, se alarmó y decidió profundizar esa insólita circunstancia interrumpiendo inmediatamente el desarrollo de su actividad laboral. Y menos mal.
De hecho, había encontrado a la niña cerca de una fábrica del otro lado de la calle, acurrucada entre dos paredes de hormigón en una plataforma de carga.
Inmediatamente tomó a la criatura envolviéndola en su sudadera para luego colocarla en el auto y darle un poco de agua. La había dulcemente masajeado para consolarla: la pequeña estaba exhausta, con miedo y entumecida. Sin embargo estaba bien.
El hombre, entonces, llamó a la asistencia médica y a la policía. Poco después los oficiales lograron llegar a la casa de la pequeña devolviendo el amoroso "paquete" en brazos de su madre desprevenida que no se había dado cuenta de nada ya que estaba durmiendo profundamente y estaba convencida de que su hija estaba haciendo lo mismo.
Se trató de un lamentable incidente que afortunadamente no tuvo graves consecuencias. Gabe instó a no "juzgar" a esa madre, sino que haya comprensión: "los niños son rápidos y no siempre escuchan, lo importante es que la pequeña esté bien".
Palabras sabias de un hombre heroico que tomó la correcta decisión asumiendo una responsabilidad que no "le pertenecía". ¿Ustedes qué piensan?
