Sale con quienes tengan un salario más alto que el suyo: "merezco a un hombre rico"
Las citas son el "medio" por excelencia a través del cual se conoce a gente nueva, particularmente una persona con la que estás interesado en profundizar una relación. A menudo, una cita da vida a salidas románticas que, en caso de bienestar recíproco, se puede tranquilamente convertir en una relación de pareja. Sin embargo, el conocerse lentamente, el descubrirse poco a poco, puede sacar a la luz aspectos vitales para nosotros que pueden afectar mucho en la relación.
Es lo que descubrió la protagonista de esta historia que resumió e hizo un pacto consigo misma: no salir más con un hombre que gana menos que ella.
via Dailymail
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Samanta Scott, de 51 años, es una mujer exitosa y por ello decidió querer "sólo lo mejor". Su nueva filosofía prevé no conceder ni siquiera una cita a alguien que no esté ganando el dinero suficiente para sus estándares. Pero no siempre ha sido así.
La mujer, de hecho, salió más de una vez con hombres con salarios modestos y se arrepiente mucho de esas decisiones: "mi último novio, Ben, era 10 años más joven que yo y no tenía ninguna ambición profesional. Él vivía el trabajo como un simple medio para poder disfrutar la paz del fin de semana e ir de camping en verano. En realidad entre nosotros no había mucha química: nos llevábamos bien y yo ciertamente lo amaba".
Sin embargo, su historia estaba destinada a fracasar miserablemente, a pesar de la armonía y la complicidad. ¿Por qué?
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Porque Samantha quería llevar un estilo de vida de otro nivel, pretendía otro tipo de bienestar, un estándar superior al que la billetera de Ben podía permitirse: "no podía mantener su ritmo: si teníamos que salir a comer afuera, él era el tipo de gastar lo menos posible, mientras que yo en cambio soy partidaria de los restaurantes. Cuando se trataba de organizar un fin de semana juntos buscaba la mejor opción con la mejor relación precio-calidad, pero yo quería comodidad y un mayor 'lujo'".
En definitiva, la única verdadera incompatibilidad que había entre los dos era en lo económico y la mujer dijo que sus "planes" muchas veces fracasaban debido a la falta de dinero por parte de su ex pareja. Desde aquí su firme decisión: "si gana menos que yo no le concedo ni siquiera una primera cita".
Y Samantha se toma muy en serio esta regla de oro que se autoimpuso: actualmente, antes de salir con alguien, controla las redes sociales de sujeto, luego verifica que trabaje donde dice que trabaja llamando a su oficina e investigando el puesto real que ocupa. "Por ejemplo, si descubro que un individuo es el dueño de un negocio, confirmaría con él una cita". Cuenta la mujer.
Por lo tanto para esta persona llevarse bien y gustarse, simplemente no es suficiente: el amor debe estar acompañado de la posibilidad económica de ser vivido al "máximo". ¿Tú qué piensas?