Se maquilla todos los días para realizar su trabajo de recolectora de basura, pero un transeúnte interfiere en la crítica
En el mundo hay muchos trabajos todos diferentes entre sí y con sus respectivas peculiaridades para distinguirlos. Cada uno de ellos puede estar regulado por indicaciones sobre cómo comportarse y también cómo vestirse. Un código de vestimenta, de hecho, no es raro de encontrar, aunque no todos los trabajos tienen uno. En cualquier caso y además de los eventuales uniformes a llevar o pautas a seguir, hombres y mujeres pueden elegir sobre cómo arreglarse lo mejor posible para sentirse cómodos durante las horas laborales y nadie debe cuestionar esto. Al menos en teoría.
La vida, sin embargo, lo sabemos bien, siempre nos reserva sorpresas más o menos feas y una de estas se refiere a la protagonista de esta historia. Les contamos sobre ella.
via Upsocl
Paulina Carvalho es una mujer brasileña que trabaja como recolectora de basura en la ciudad de Porto Velho y fue centro de una historia que hizo reflexionar. Muy atenta al cuidado de su persona, esta madre contó cómo, en un día laboral como cualquier otro, una mujer se le acercó y le dijo: "¿Por qué te arreglas tanto para trabajar? Sólo debes limpiar el piso y dentro de poco tu cara estará llena de polvo que ni siquiera te reconocerás".
Palabras directas y sin ningún tipo de sensibilidad que afectaron a Paulina y la llevaron a una gran reflexión. Según la mujer que conoció por pura casualidad en la calle y mientras realizaba su trabajo de recolectora de basura, nuestra protagonista no debería cuidarse, ni maquillarse, ni mucho menos usar aretes o arreglar su cabello porque, en el fondo, era tan sólo una "barredora".
Una consideración que parece definitivamente negativa y que hace entender cómo perfectos desconocidos se sienten con derecho a etiquetar y también a ofender sin reflexionar demasiado y casi por el puro gusto de hablar. Si se tiene una pasión como la de Paulina por el maquillaje no hay que dejarla de lado solamente porque, según la idea común (equivocada si queremos), el trabajo no te obliga a arreglarte de un determinado modo. A ella le gusta cuidarse, llevar aretes largos para enmarcar su rostro y estar siempre hermosa, ¿por qué debería renunciar "debido" a su trabajo?
Precisamente porque las palabras de la mujer la dejaron confundida y les parecían sin sentido, Paulina decidió responder: "Querida señora, el hecho de que yo trabaje maquillada y con los aretes no cambia nada en lo que hago. Lo importante no es esto, sino que yo sea una buena persona y también educada. Podría haber respondido de la misma manera a su provocación -continuó- pero elegí ser respetuosa".
Es esto lo que siempre se debería hacer después de todo: respetar a los demás y no pensar nunca en tener razón en principio. De lo contrario se corre el riesgo de ser poco educados y ofender sin necesidad. ¿Estás de acuerdo?
