Encuentra 42.000 dólares entre la ropa en el mercado de pulgas y se ve obligada a tomar una decisión
Todos nosotros conocemos el verdadero valor del dinero: es un medio material de intercambio que debe ganarse con trabajo duro para apreciar su significado. Sin embargo, si bien puede ocurrir con poca frecuencia, es posible encontrarse frente a una gran suma de dinero perdido. A simple vista, puede parecer una oportunidad para enriquecerse sin esfuerzo, pero es aquí donde tiene que llegar el coraje para hacer lo correcto: devolver la suma perdida, aunque nadie esté mirando, demuestra nuestra honestidad hacia los demás y nuestra capacidad de actuar éticamente. Es una oportunidad para construir una reputación de confianza y respeto que no puede ser medida por ninguna cifra en el mundo.
via CNN
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Andrea Lessing, una joven madre estadounidense, acababa de obtener un trabajo en un negocio en el mercado de pulgas, donde parte de las ganancias se donaban a organizaciones benéficas para ayudar a los pobres de la comunidad. Un día, mientras organizaba la mercancía en la parte trasera del negocio, descubrió un par de billetes de 100 dólares escondidos en dos viejas camisas usadas. Inicialmente, pensó que eran falsos, pero luego encontró un verdadero tesoro: 42.000 dólares en efectivo.
Mientras clasificaba la ropa usaba en la parte trasera de la tienda, en búsqueda de manchas o rasgaduras para reparar, Andrea vio un billete. Inicialmente creyó que era falso, pero luego encontró el resto del botín. La vista de esos 42.000 dólares le hizo pensar inmediatamente a Andrea en su hija que pronto cumpliría 6 años. Sin embargo, después de soñar con los ojos abiertos durante algunos minutos, la joven eligió hacer lo que consideraba correcto: localizar al dueño del dinero para devolvérselo.
La joven rápidamente le informó a su jefe sobre el dinero encontrado y pronto el negocio logró identificar al dueño que había llevado esa ropa. Fue posible localizarlo también gracias a algunos documentos que estaban enrollados con los billetes. "Hice lo correcto", dijo Andrea, demostrando la coherencia entre el pensamiento y la acción.
Efectivamente, el gesto de Andrea no pasó desapercibido, sobre todo para el dueño de ese dinero. Este último quiso regalarle a Andrea una suma de 1.000 dólares como muestra de gratitud. Cuando el gerente le entregó el dinero a Andrea, comunicándole la voluntad del dueño de las dos camisas y de todo el dinero, la joven madre se echó a llorar. Este episodio le confirmó a la joven que el bien que se siembra en el mundo al final siempre es recompensado.