6 cosas que un hijo debe hacer por sus padres cuando sean mayores

La relación padre e hijos es una de las más hermosas que pueden existir en el mundo, pero es también, quizás, la más conflictiva. No solamente nacen disputas sobre los puntos de vista de uno cuando los hijos son pequeños, especialmente adolescentes, sino también cuando son los padres los que llegan a la edad adulta. Una etapa de la vida para nada fácil, durante la cual es importante estar a su lado.

No todos los padres y madres logran aceptar el paso del tiempo, el cambio de hábitos, la renuncia a algunos pasatiempos porque ya no están en forma como antes y mucho más. Razón por la cual se necesita estar cada vez más preparados para afrontar junto a ellos cualquier "adversidad", apoyándolos y amándolos, aunque no sea lo más sencillo del mundo.

via Portalgeriatrico

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Ser hijo de un padre anciano es un desafío importante. Una vez que crecen, de hecho, los hijos tienden a desapegarse del núcleo de origen, crean su familia, emprenden una carrera profesional y siguen adelante por un camino que sólo cada tanto se entrecruza con el de sus padres. Sin embargo, llega un momento en el que es necesario regresar un poco atrás, tomar las riendas de la situación y acompañar a mamá y papá en su nuevo camino de vida.

Envejecer no es una experiencia que hay que subestimar y hay que estar dispuestos a recibir sus necesidades. Muchos estudiosos, incluidos psicólogos y geriatras, se concentraron precisamente en esta etapa de la vida y observaron que se pueden poner en práctica "trucos" para vivir tranquilamente la vida diaria.

1. La primera cosa importante para tener en cuenta en la nueva relación con el padre anciano es la paciencia. Escuchar lo que tienen para decir sin atacarlos, aunque no estemos de acuerdo, recibir sus puntos de vista, los estados de ánimos quizás negativos, sugerirles qué hacer y sobre todo comprenderlos, es fundamental para que ellos estén bien.

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2. Importante es también no imponerles nuestro pensamiento, sino manejar las situaciones de forma tal que sean ellos los que decidan por sí mismos y no los demás.

3. Para intereactuar de la mejor manera con esta nueva situación es fundamental comprender también que los padres ya no son los de un tiempo atrás, no tienen el mismo empuje de cuando eran más chicos y no pueden reaccionar a lo que los rodea de la misma manera.

4. Es necesario encontrar la manera para que aún se sientan útiles. Sentirse poco "productivos" porque ya no trabajan, tener la percepción de que el mundo sigue adelante mientras ellos permanecen quietos o perder la lucidez de una vez, los pone en un estado de debilidad en el que un hijo debe trabajar junto a ellos.

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5. No se debe olvidar, además, la importancia de hacerles entender que estamos de su lado, que comprendemos su punto de vista y que no estamos a su lado para juzgarlos, sino para ayudarlos.

6. ¿Y el amor? El amor no debe faltar nunca: hay que asegurarse de que se sientan queridos, mimados y cuidados. Es a través de estas atenciones que pueden lograr el equilibrio y estar bien a pesar de los profundos cambios.

Y luego, seamos realistas, no hace mal tampoco a los hijos pasar tiempo con sus padres, forjar momentos de serenidad con ellos y encontrar la relación que se tuvo desde pequeños. No son reglas generales de las cuales no se puede prescindir, es cierto, pero sabemos bien lo importante que es darles todo el apoyo del cual necesitan y nunca dejarlos solos. Deben ser amados y cuidados precisamente como ellos hicieron con sus hijos.

Después de todo, todos han venido a este mundo sólo gracias a ellos.