Después de 25 años de castidad, este sacerdote abandonó la religión...por amor
Al amor no es fácil resistirse, sabemos algo todos al respecto y estamos bastante de acuerdo en considerarlo el sentimiento más fuerte en absoluto. El amor puede manifestarse de muchas maneras, formas y situaciones y está prácticamente en cualquier cosa que hagamos. Sin embargo, una de las formas en las que es más sencillo reconocerlo es la relación entre dos personas. Cuando estas deciden estar juntas, pasar su propia existencia acompañado el uno con el otro, formar una familia, no se puede evitar pensar en esa unión como la manifestación de este importante sentimiento.
Sin embargo, hay quienes eligen no vincularse a una persona física para ponerlo en práctica, sino a una entidad suprema, una divinidad a quien dedicar la vida. Lo saben muy bien los religiosos, los cuales renuncian a las uniones interpersonales para dar su vida a algo superior, aunque a veces no todo sale como uno imagina. Sabe algo de ello el protagonista de esta historia.
via Ouest-France
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Christophe Chatillon vive en Francia y desde cuando era muy joven ha dedicado su vida a Dios y a la religión. Fue nombrado sacerdote en 1999 y durante 25 largos años prestó servicio religioso en la total y plena convicción de su elección. Su camino lo llevó a asistir a muchas personas, guiar fieles y predicar la palabra del Señor, hasta convertirse en rector de la catedral de Sainte-Croix en Orleans.
Sin embargo, después de mucho tiempo, algo apareció en su vida -o sería mejor decir alguien- y él no pudo evitar reconocer el final de un largo camino. El amor ha cambiado de forma en su existencia y se materializó en el rostro de una mujer, una mujer que hizo que se enamorara y por la cual decidió dejar la iglesia.
Para evitar llevar adelante una doble vida, el hombre decidió que había llegado el momento de quitarse la ropa religiosa y dedicarse a un nuevo camino. Por eso, entonces, fue que tomó su decisión y se la comunicó al obispo monseñor Blaquart, el cual se sintió muy apenado por la noticia.
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El ex párroco Chatillon dijo que, después de haber pasado tantos años al servicio de la comunidad que forman la parroquia de Orleans Coeur de Ville, había llegado el momento de emprender una nueva vida. "Durante mucho tiempo las alegrías de la misión y de la vida fraterna me permitieron compensar las frustraciones ligadas al ministerio sacerdotal y más particularmente al celibato. Hoy ya no es más así" -dijo.
La vida lo condujo hacia esta mujer: le hizo conocerla y amarla, motivo por el cual se vio obligado a dejar el sacerdocio. Después de todo, el amor es poderoso, único y arrollador y resistirse a él es prácticamente imposible. En lugar de mentirse a sí mismo y a los demás, este ex sacerdote tomó su decisión, dolorosa pero necesaria y terminó un importante capítulo de su vida.
¿Ustedes qué piensan de esta historia? ¿Actuó de la forma correcta?